18/03/2010

Tras la negativa de la Autoridad de Competencia al proyecto del Centro Nacional de Cine Francés (CNC), que consistía en un fondo destinado a ayudar a dar el salto al digital a los cines franceses de modo paralelo a los mecanismos de financiación ya existentes, Eric Lagesse, director de Pyramide Distribution, es uno de los primeros en manifestar su inquietud.

Cineuropa: ¿La proyección digital provocará un ahorro para los distribuidores independientes?
Eric Lagesse: Para nada. Será ventajoso para los que lanzan películas en 700 copias que no se mueven casi de las salas. Los distribuidores independientes sacan un número razonable de copias y las hacen circular. El fondo del CNC iba a constituir un círculo que incluía a la mayoría de las salas. Hubiéramos entrado pagando un cantidad por copia (Virtual Print Fee) y a continuación, la película habría podido circular, de sala en sala, cuanto hubiéramos querido. Es de esta manera que trabajamos y que atraemos al público. Con el dictamen negativo de la Autoridad de Competencia, ya que los inversores consideraban que era competencia desleal a causa de la intervención pública del CNC, nos encontramos frente a una propuesta absolutamente escandalosa por parte de los inversores: cada vez que la copia cambia de sala, debemos pagar una tarifa: 600 euros para entrar en una sala, 300 euros dos semanas más tarde para entrar en otra, 200 euros una semana más tarde para una tercera, etc… Al fin y al cabo, la copia nos costaría entre 1.600 y 1.800 euros. No podemos pagar este precio y los productores sufrirán también indirectamente.

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¿Cuáles serían las consecuencias sobre la difusión de las películas?
El principio del VPF se basa en la solidaridad. Los distribuidores se comprometen a pagar durante siete años 600-650 euros aproximadamente, además del transporte. Es decir, más o menos el precio medio actual de una copia de 35mm. Nuestros gastos de edición no se reducirían durante siete años, pero permiten que las salas se equipen. Pero con este sistema, beneficiamos asimismo a Arts Alliance e Ymagis. Y habrá salas donde no iremos, que no tendrán más películas, ya que los distribuidores no querrán volver a pagar 200 euros cada vez que la copia circule. Si las autoridades públicas, el ministro de Cultura y el CNC, dejan correr, tendremos un verdadero problema de diversidad cultural. Haremos como los estadounidenses, que lanzan una copia o dos, luego detendremos la circulación de la copia. Será la ruina para los Tony Gatlif, los Philippe Faucon y todos estos autores que circulan en salas durante uno, dos o tres meses. Y sus películas ya no tendrán 100.000 espectadores, sino 50.000.

(Traducción del francés)