18/05/2010

Etiquetado con excesiva celeridad como el “próximo Lars von Trier" tras conseguir los premios Cámara de Oro y Regard a la mejor ópera prima con Reconstruction en 2003, el danés Christoffer Boe no consiguió conquistar a público y crítica con sus siguientes trabajos, Allegro [+lee también:
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ficha de la película] y Offscreen [+lee también:
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ficha de la película], como hiciera con su primer largo hace siete años.

Será por este que el protagonista de Everything Wil Be Fine [+lee también:
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ficha de la película], encuadrada en la Quincena de los Realizadores de Festival di Cannes, es un cineasta obsesionado con sus películas hasta el punto que no logra concluir un guión sobre la guerra. A Boe, de 36 años, le gusta manejar los procesos mentales del individuo, la dinámicas internas del ser humano. Sus decisiones, desde el mismo título, parecen jugar con su estatus de joven promesa que debe demostrar al mundo su madurez cinematográfica.

Jens Albinus interpreta al director Falk, que espera junto a su esposa Helena (Marijiana Jancovic) la llegada de un niño extranjero en adopción y está a punto de rodar una película. Falk escapa tras haber atropellado a un joven árabe (Igor Radosavljevic), que le da una bolsa con unas fotos y un diario. El joven ha trabajado como intérprete para el ejército danés en Irak, donde ha presenciado torturas a los prisioneros. Falk posee entonces pruebas sobre las atrocidades permitidas por el gobierno durante el conflicto bélico y entra en una espiral de paranoia que le lleva a pensar que los servicios secretos le espían y amenazan.

Everything Wil Be Fine, que comienza como un thriller político, se transforma en un melodrama, mezclando ambos géneros con los saltos temporales típicos del cine de Boe. Una indecisión voluntaria, como si la dirección fuese obra del protagonista de la cinta. La saturada paleta de colores, otro elemento característico del director, transmite perfectamente el clima paranoico de la historia.

De nuevo, uno de los aspectos tratados con una mayor atención son los decorados internos, compuestos por casas de diseños y habitaciones de hotel postmodernas. La película comienza y termina con una vista panorámica de los maquetas arquitectónicas que sintetizan los lugares donde se desarrolla la acción. Además, algunos encuadres de escenas reales usan la técnica fotográfica tilt-shift, cuyo resultado es muy parecido precisamente a las miniaturas, para sugerir que nada es lo que parece.

(Traducción del italiano)