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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Plato's Academy

por 

- Crítica social y una historia individual convierten a la película de Tsitos (finalista del Premio LUX 2010 del Parlamento Europeo) en un ejemplo de una de las mejores invenciones griegas: la sátira

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ficha de la película
]
, de Filippos Tsitos, es claro: ¿qué pasa cuando un hombre descubre que siempre ha sido lo que más odia? En su caso, otros hombres. Pero no todos, sino sólo aquellos que no son de su misma nacionalidad. Y, como casi todos los griegos, este hombre alberga un odio especial hacia un cierto tipo de extranjeros: los albaneses. Así que, ¿qué sucede cuando este hombre se da cuenta de que es uno de ellos?

Stavros (Antonis Kafetzopolous) es un espécimen muy determinado de una ruidosa comunidad griega: los xenófobos. Que tienen miedo y adoran odiar por encima de todo a aquellos que llegaron en masa a primeros de los años 90 desde el sudeste de los Balcanes y que crearon una enorme agitación en la sociedad y le economía helénica. Se sacrificaron como mano de obra barata y construyeron literalmente todo lo que Grecia hizo durante la segunda mitad de esa década y parte de la siguiente. De las gigantescas infraestructuras a las lúgubres casa en remotas aldeas rurales, de las hectáreas de cultivos a la espera de quien las recoja a los edificios de los Juegos Olímpicos necesitadas de trabajadores – los extranjeros, siempre disponibles para hacer el trabajo sucio.

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Dispuestos a hacerlo y a un precio más que razonable, desplazaron poco a poco a los trabajadores locales, demasiado caros y poco fiables. Más que suficiente para provocar el descontento de la población, una furia que se vio multiplicada cuando se dieron cuenta de que no todos los extranjeros habían venido a trabajar. Ladrones y criminales se colaron por las fronteras y los albaneses, que fueron los primeros en llegar, se convirtieron rápidamente en el objetivo principal de quienes pensaban de ese modo.

A esto precisamente se refería el título provisional de la película, algo así como “Nunca serás griego, albanés”. Un eslogan real que surgió el 4 de julio durante las celebraciones de la victoria de Grecia en la Eurocopa de 2004, cuando grupos fascistas se confundieron entre la multitud y comenzaron a descargar su ira sobre grupos de extranjeros para asegurarse de que no tomasen parte en los festejos.

El realizador abandonó luego el provocador título, aunque no su espíritu. A través de la cómica historia de un hombre solitario y amargado y su incoherente madre – que le hace creer que no es el macho griego que siempre ha creído ser, sino un desorientado albanés cuya familia se reúne por fin con la llegada imprevista de su hermano desde Albania-, la agridulce película de Tsitos es un buen ejemplo de uno de las mejores invenciones griegas: la sátira.

Una sátira que incide sin piedad en uno de los rasgos más oscuros de cualquier sociedad contemporánea y le da la vuelta, sin dejar atrás su sensibilidad humanística ni el delicado equilibrio entre la crítica social universal y la especificidad de la historia de su protagonista. La película alcanza su ápice gracias a la magistral interpretación de Kafetzopoulos, que le valió el premio al mejor actor en la edición 2009 del Festival de Locarno y contribuyó a colocarla entre las finalistas al premio Lux del cine europeo.

Plato's Academy es uno de los tres finalistas al Premio LUX 2010.

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