31/01/2003 - 7000 encuentros sobre proyectos y coproducciones, una concentración nunca vista de profesionales europeos y de todo el mundo: el balance del festival holandés par el Director General de Italia Cinema

Después de haber visto las películas premiadas por el 32o Festival de Cine de Rótterdam y saber cuáles obtendrán el apoyo de la fundación Hubert Bals y de otros fondos presentes en el CineMart, el balance del viajero de vuelta del festival holandés se cierra en positivo por otras razones: 7000 encuentros sobre proyectos y coproducciones, anuncian (tal vez con una pizca de optimismo) los organizadores de su Oficina de Industria; más del 80 por ciento de las salas con localidades agotadas, indica con merecido orgullo su director artístico Simon Field; una concentración nunca vista de profesionales europeos y de todo el mundo que cierran filas en un momento de gran incertidumbre económica en el continente, pero que aquí reencuentran el gusto de arriesgarse en nombre de la creatividad y del arte.

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Verdadero “salón bueno” de los festivales y de los productores de calidad, Rótterdam hace que el tigre de su emblema ruja en el seno de un cine que tiene el valor de arriesgar, que busca caminos nuevos y lenguajes nuevos de verdad. Es el caso de las vídeo-instalaciones, que cada vez más se unen a películas auténticas como True Stories, en una competición que mantiene la dignidad apretujada entre las selecciones de Berlín y las dificultades del mercado. En los eficientes espacios del De Doelen con su incomparable videoteca, del complejo Pathé y de las mil salas esparcidas en la ciudad, se ha proyectado casi todo el cine mundial que pueda considerarse como nuevo. En la selección corren al menos dos vías en paralelo: una dedicada a los cinéfilos y al mercado nacional, y otra más orientada a los profesionales del sector con propuestas curiosas que valoran también los cortos, vídeos y documentales. Entre lo más relevante de esta edición, el homenaje a Jean-Claude Brisseau, los nuevos trabajos en vídeo de Philippe Grandieux y Claire Denis, la masiva presencia de autores franceses e italianos, las obras maestras de Todd Haynes (Far from Heaven, película inaugural) y Alexandre Sokurov (Arca rusa [+lee también:
tráiler
ficha de la película]).

En pocas palabras, si queréis conocer el cine que viene y dar un veloz repaso al cine que ha marcado el año, Rótterdam os espera, realidad emergente en el conjunto de los festivales internacionales que no se limitan a mostrar, sino también a proponer, a crear, a sugerir.
Nos vemos el año próximo.