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PELÍCULAS Macedonia del Norte / Francia / Bulgaria

Manchevski reflexiona en Mothers sobre la verdad

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¿Cómo se convierte la información en la verdad? ¿Cómo se forma la percepción de la realidad a raíz de la historia, la imaginación, la opinión y la perspectiva personales? Estas son las principales preguntas que el director macedonio Milcho Manchevski deja caer en su última película: Mothers [+lee también:
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Con una estructura tríptica que recuerda a su revolucionario debut Antes de la lluvia (León de Oro en Venecia en 1994), Manchevski adquiere un enfoque femenino –no solo de madres, sino también de abuelas, hijas, hermanas, novias y esposas– a la hora de explorar la relación entre la verdad y las influencias que forman la percepción de la realidad.

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La primera parte de la película transcurre en la capital de Macedonia, Skopje, en la actualidad, y está protagonizada por dos colegialas. Bea y Kjara informan a la policía de la presencia de un exhibicionista cuando, en realidad, es una treta maquinada por Bea, una niña dominante de familia rica que persuade a Kjara para que corrobore su ficción. Esta mentira dará lugar al encarcelamiento (y al apaleamiento) de un hombre inocente. Por desgracia, esta historia, probablemente la más atractiva –aborda temas como la sobrecarga de información, la alienación en el seno de una familia y la diferencia de clases–, es también la más breve.

La segunda historia se desarrolla en la desolada región sureña de Mavrovo, adonde un equipo cinematográfico de tres personas se dirige para realizar un documental sobre las tradiciones rurales. El director Kole (Vladimir Jacev), la cámara Ana (Ana Stojanovska) y el técnico de sonido Simon (Dmitar Gjorgjievski) visitan un pueblo desierto cuyos únicos habitantes son dos hermanos ya mayores (ella, Ratka Radmanovic; él, Salaetin Bilal) que no se hablan desde hace 16 años.

Esta parte de la película se hace demasiado larga en su plasmación del aislamiento, la división entre el campo y la ciudad y el destino de las mujeres macedonias durante los siglos XX y XXI. A cambio, se beneficia de las brillantes interpretaciones que ofrecen Radmanovic y Bilal. La joven promesa Stojanovska también da cuenta de su talento.

Las dos primeras historias toman menos de media hora de las dos horas que componen toda la película. El resto de metraje lo emplea Manchevski para adoptar una mirada totalmente documental a la hora de abordar la figura del asesino en serie de la pequeña localidad de Kichevo, al este del país. En 2008, los focos de todo el mundo se dirigieron a Macedonia por la detención del periodista Vlado Taneski por haber violado y asesinado, a sus sesenta años de edad, a tres mujeres al tiempo que informaba de los crímenes en el periódico local. Manchevski opta por el clásico estilo de documentalista casi de televisión, que probablemente habría funcionado mejor como una película autónoma, dada la fascinación que produce el tema.

«Ninguna historia de la vida real puede superar a una historia cinematográfica» declara un personaje del documental al principio de la película. Manchevski trata de centrar la cinta alrededor de esta idea, haciendo que el espectador se pregunte si esto es acaso cierto. Por supuesto, no hay respuesta; y aunque el esfuerzo merece la pena, el producto final no satisface del todo las expectativas. Con todo, su visionado resulta más que interesante.

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(Traducción del inglés)

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