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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Un amour de jeunesse

por 

- Una gran película de ficción sobre una pasión adolescente que atraviesa el tiempo, realizada por Mia Hansen-Love, que firma una obra fulgurante y sutil, seleccionada en competición en Locarno.

Saber contar una historia es la base de todos los éxitos cinematográficos, pero el arte de llevar adelante un relato durante un largo periodo de tiempo exige una ambición, un sentido novelesco y un rigor fuera del alcance de los directores aficionados de la acción frenética. La cineasta francesa Mia Hansen-Love ya había demostrado que poseía estas cualidades, que prescinden de la ostentación para sumergir mejor al espectador en el centro de los destinos humanos, en Tout est pardonné [+lee también:
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y El padre de mis hijos [+lee también:
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(dos títulos presentados en Cannes). Su tercer largometraje, Un amour de jeunesse [+lee también:
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entrevista: Mia Hansen-Love
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, mención especial del jurado del festival de Locarno, trata en profundidad y de manera exitosa los nueve años del duelo imposible de una pasión amorosa de la adolescencia.

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"Si me dejas, te mato y me mato después". Estamos en París, en la primavera de 1999, y Camille (Lola Créton), una hermosa estudiante, se divierte y coquetea en la cama con su enamorado Sullivan (Sebastian Urzendowky), un estudiante un poco mayor que ella. Pero el idilio corre el riesgo de terminarse porque Sullivan partirá en otoño durante diez meses a Sudamérica. El miedo al abandono de uno y el carácter impulsivo y huidizo del otro complican su relación y electrizan una estancia estival en el campo ("-No represento nada para ti - Te quiero, pero te gustaría ser todo, esto no es posible") entre disputas y reconciliaciones. Luego Sullivan se va y Camille sigue sus peregrinaciones a través de sus cartas y sobre un mapa colgado en la pared de su habitación. Pero el contacto disminuye hasta romperse durante el invierno con una última misiva desesperada ("te quiero, pero prefiero que desaparezcas"). Camille espera en vano una señal antes de resignarse en primavera e intentar suicidarse."Tienes que pasar página" le aconseja su padre y es lo que va a tratar de hacer, cambiando su apariencia física, asumiendo su soledad y lanzándose en los estudios de arquitectura. Una reconstrucción psicológica continua se produce, acabando con un enlace sólido y más sereno con su profesor (el noruego Magne Havard Brekke) y por la entrada al mundo del trabajo. Pero la reaparición de Sullivan, ocho años después de su ruptura, pone en tela de juicio este nuevo equilibrio. Porque los sentimientos de Camille no cambiaron ("siempre te querré aunque no comprendo por qué") a pesar del paso del tiempo…

Un amour de jeunesse es un retrato sutil de los estados tumultuosos de la adolescencia, de sus sueños y de la confrontación dolorosa entre idealismo y realidad en el momento de la transición hacia la edad adulta. La cinta destaca especialmente por su análisis de las contradicciones de los sentimientos amorosos, mezcla de alegría y de melancolía, de libertad y de control, de intimidad y de incomprensión. Al combinar hábilmente la metáfora con el universo de la arquitectura, Mia Hansen-Love evoca la necesidad de repensar todo desde la oscuridad, el vacío, el pasado y la memoria, es decir a partir de una muerte simbólica donde reina la duda antes de que aparezca la luz. Pero estas sutilidades existencialistas y abstractas sólo afloran en la superficie de la película; la directora restituye con un máximo de ligereza y de fluidez la sencillez aparente de la vida: jóvenes amantes que se hacen de rabiar, se enfadan, se reconcilian, se alejan, se abandonan y se reencuentran en un juego dinámico de equilibrios cambiantes, como unidos por un hilo invisible. Al hacer desfilar nueve años con magistrales elipsis, alternando con habilidad las temporadas y las secuencias parisinas (calle e interiores), con escapadas luminosas en la naturaleza salvaje de la Ardèche y escenas en Berlín y en Dinamarca, Un amour de jeunesse se convierte en un gran viaje con un destino sentimental muy universal. No obstante, la película también cuenta con unos decorados y unos objetivos muy sofisticados, abordando con una discreción delicada numerosos temas (la familia, los estudios, el individuo y la colectividad, el arte y la técnica), alimentando sus imágenes con multitud de detalles y presentando un asombroso reparto europeo (una francesa, un alemán y un noruego).

Con este largometraje apasionante que avanza oculto, un poco como un iceberg, del cual sólo una parte es visible en la superficie, Mia Hansen Love persigue con brío la construcción metódica e intuitiva de una obra cinematográfica muy coherente que ya le vale un hueco en el pequeño círculo de autores franceses que darán de qué hablar.

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(Traducción del francés)

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