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PELÍCULAS República Checa

Un lento e hipnótico viaje en tren hacia el pasado

por 

- Una de las películas checas más esperadas de los últimos años destaca por su atmósfera y su solidez, aunque tiene problemas a la hora de mantener el interés en la trama

Alois Nebel [+lee también:
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es una de esas películas a las que uno se siente unido inmediatamente gracias a la historia que esconde: ha estado durante varios años en fase de preproducción, está basada en una popular serie de cómics y ha sido realizada con una técnica poco común. Por ello, no es difícil sentirse intrigado por saber cómo ha salido el resultado.

En cualquier caso, la historia de este hombre que trabaja en la estación de tren de una pequeña aldea en la frontera de Checoslovaquia durante la segunda mitad del siglo XX, que incluye asimismo una trama paralela sobre una cruenta contienda, se sitúa extrañamente al margen de todo, a pesar de que sobrevuela importantes eventos recientes de la historia checa y europea, envueltos en una niebla tan espesa como la obstinación del protagonista.

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Ambientada principalmente durante la Revolución de Terciopelo (1989), su protagonista, que da nombre a la película, representa al típico individuo desgastado al cual el cambio político no ha traído muchas oportunidades. Cansado tras años de opresión, ha emprendido una retirada hacia la esfera privada.

Aunque los grandes temas están envueltos en la oscuridad, los detalles salen a la luz y se nos invita al mundo en que vive Nebel, a pesar de su pobreza. La película es rica en detalles, sobre todo en lo que se refiere al sistema ferroviario, de donde emana su potente atmósfera. Los autores conocen este marco a la perfección y, añadiendo capas de detalles, consiguen atraer al espectador hacia un espacio crudo pero estéticamente encantador. El exquisito diseño de sonido y la sutil banda sonora (Ondrej Jezek y Petr Kruzik se impusieron en esta categoría en los dos premios del cine checo, entregados respectivamente por la Academia de Cine y la Asociación de Críticos de Cine) refuerzan la sensación de una melancolía puntuada por estallidos de actividad.

Mientras más se desliza hacia el caos la sociedad, más limpios aparecen los adoquines de la película. A través de los ojos del protagonista, Alois Nebel no está al margen de lo que ocurre (incluyendo a un convicto que siempre actúa en su propio beneficio), pero siempre desde una cierta distancia. Su único impulso fuerte proviene de un encuentro con un alma bondadosa llegada de la estación central de Praga, que considera digna de ser seguida. Perfecta en sus detalles, la película adolece de un exceso de debilidad a la hora de tratar los eventos históricos. El final, a pesar de no ser excesivamente dramático, consigue alcanzar altas cotas de intensidad, gracias sobre todo a su potente aspecto visual.

Basada en una popular serie de novelas gráficas publicadas entre 2003 y 2005, Alois Nebel ha conseguido seducir al público, gracias en parte a la canción de Vaclav Neckar, que en los 60 protagonizó la oscarizada Trenes rigurosamente vigilados, de Jiri Menzel. Tras ser presentada en Venecia y haber sido vista por 100.000 espectadores en la República Checa, Alois Nebel llega ahora a los cines de Francia y luego lo hará en Alemania, donde las novelas gráficas ya fueron publicadas.

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(Traducción del inglés)

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