08/05/2012 - La película de Stefano Pasetto, presentada en la 35ª edición del Festival de Toronto, ha sido rodada en Buenos Aires y Patagonia y se estrenará en Italia el próximo 11 de mayo

Llegará por fin a la cartelera italiana el próximo 11 de mayo, tres años después de haber sido terminada y tras no pocos problemas de distribución. Se trata del segundo largo de Stefano Pasetto, La llamada, sobre la inesperada pasión entre dos mujeres. La cinta se rodó en Argentina, desde la caótica Buenos Aires hasta las enormes llanuras de Patagonia.

Seleccionada en Toronto y premiada en Villerupt en 2010 (leer más) y en Nantes en 2011, esta coproducción italo-argentina (Iter Film, Rai Cinema, Dock Sur Producciones) será distribuida en Italia con 25 copias por JP Entertainment. Sus derechos han sido adquiridos en Francia, Alemania, Polonia, Brasil y Holanda.

Lucia (Sandra Ceccarelli) y Lea (Francesca Inaudi) son dos mujeres muy distintas. Una es comedida y atraviesa una crisis matrimonial. La otra es impulsiva, marcada por la ausencia de un padre. Su encuentro significará un renacer para ambas. “Quería mostrar la virtud femenina de saber transformar un obstáculo en una oportunidad”, ha explicado el director. “No planeaba una película sobre la homosexualidad, sino sobre dos mujeres que cuestionan sus ideas y se escapan al control del hombre”.

Así, Lucia, tras descubrir que padece cáncer, rechaza el tratamiento suministrado por su marido médico. Introduce así un tema importante: la importancia de la voluntad en la lucha contra la enfermedad. “He leído en libros de medicina que es algo típicamente femenino. Una mujer que encuentra estos recursos dentro de sí misma es un mensaje para todos”, afirma Pasetto. “Lea es para Lucia una hija, una amante, un ángel que le salva la vida”, ha comentado Ceccarelli.

Sobre el rodaje en Patagonia, el director ha dicho: “Necesitábamos un escenario natural imponente, el desierto y el mar abierto con las ballenas, como contraste con la caótica ciudad. Para prepararme, he visto mucho cine argentino, que me ha formado y contaminado”. No faltan las notas del tango, que acompañan con elegancia una de las escenas más hermosas de la cinta, cuando Lucia y Lea (embarazada) bailan juntas por última vez. En sus miradas brillan el afecto, la complicidad, la gratitud. Un himno a la vida y a la feminidad.

(Traducción del italiano)