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PELÍCULAS / CRÍTICAS

De Óxido y Hueso

por 

- Jacques Audiard ofrece una nueva obra maestra en la que tiñe de melodrama su característico universo realista y violento en clave de cine negro y social.

Jacques Audiard, por tercera vez en competición en el festival de Cannes (en 1996 consiguió el premio al mejor guion por Un héroe muy discreto y en 2009, el gran premio por Un profeta [+lee también:
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), ha vuelto a sorprender con su 6° largometraje: De Óxido y Hueso [+lee también:
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, estrenada hoy, es una obra magistral en la que el cineasta demuestra su gran talento en el ámbito del melodrama y del cine negro social, además de su gran experiencia a la hora de dirigir a la célebre actriz Marion Cotillard y al actor revelación del año pasado, Matthias Schoenaerts (Bullhead [+lee también:
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).

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El director vuelve a sumergirse en lo más profundo de una sociedad por la que no muestra ninguna simpatía; la peculiaridad es que esta vez lo hace con una asombrosa historia de amor que sigue los pasos de La Bella y la Bestia. En esta obra, Audiard muestra con maestría la unión de la fuerza bruta y la fragilidad extrema que existe entre lo animal y lo humano, pero en este escenario en el que la seducción no necesita florituras, en el que corren sangre, sudor y lágrimas, en el que la densidad de la fatalidad pasa por drama, se abre un claro, un camino empinado y estrecho hacia la redención, la compasión, el amor y la liberación. Jacques Audiard ya ha abordado este recorrido en otras de sus películas, pero nunca centrándose en la relación entre un hombre y una mujer (excepto en Lee mis labios) ni desde un punto de vista tan melodramático: la heroína de De Óxido y Hueso pierde las piernas (una minusvalía mucho mayor que el analfabetismo de Un profeta o la sordera de Emmanuelle Devos en Lee mis labios [+lee también:
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). Sin embargo, a través de los sentimientos más desgarradores, uno combate, uno vuelve a la superficie para la supervivencia, lucha por adaptarse en un ambiente hostil y planta cara a los propios demonios. Un viaje que destruye el reflejo de las apariencias mediante el encuentro de dos personajes fuertes en un escenario cautivador, pincelado por Audiard y Thomas Bidegain a partir de una selección de noticias de Craig Davidson.

Ali (Matthias Schoenaerts) es una fuerza de la naturaleza: lacónico, frustrado, busca en las basuras para encontrar algo de comer en el tren que le lleva al sur junto a su hijo de cinco años, que no sabe si iba o no al colegio cuando vivía con su madre ("cuando iban a Ámsterdam, utilizaban al pequeño para pasar droga"). Acogido por su hermana (Corinne Masiero), cajera de un supermercado, encuentra trabajo de guardia de seguridad y una noche se cruza con Stéphanie (Marion Cotillard), domadora de orcas con una personalidad bastante dominante y que a Ali le parece que viste como una puta. Un accidente de trabajo (fascinantes secuencias acuáticas en Marineland) hará que la joven pierda sus piernas y vuelva a ponerse en contacto con Ali algunos meses más tarde. Este la ayudará a recuperarse psicológicamente y la iniciará en el salvaje mundo de los combates clandestinos de lucha libre…

De Óxido y Hueso toca múltiples temas como el espectáculo, la violencia, el dinero, la educación, los prejuicios, la soledad y el miedo, mostrando la miseria afectiva y económica de unos individuos condenados a consumir productos caducados que saben que el menor paso en falso será captado por las cámaras ilegales. Un mundo de sufrimiento y pruebas en el que la vida y la muerte luchan por las almas, en el que el amor y la confianza se esfuerzan por aparecer. Un decorado tenebroso en el que Jacques Audiard presenta una obra apasionante y un toque optimista con una puesta en escena de orfebre, casi artesanal, marca de los más grandes.

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(Traducción del francés)

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