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CANNES 2012 Competición

Cosmopolis: el apocalipsis del capital

por 

- David Cronenberg ofrece un relato oscuro e hipnótico sobre la crisis económica y el fin de un mundo sumergido en el caos

El director canadiense David Cronenberg decidió que su vigésimo largometraje fuese una adaptación de la novela de Don DeLillo, conocido por su universo siniestro lleno de cruces y diálogos que sumergen al lector en el caos. Ambos autores, emblemas de la predicción malsana que mezcla lo fantástico y lo filosófico, han acudido al festival de Cannes para presentar Cosmopolis [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
en competición oficial.

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Cosmopolis es un relato hipnótico de un día en la vida de un joven ejecutivo que está a punto de perder su imperio a raíz de la crisis económica y que atraviesa con una indolencia febril una ciudad de Nueva York al borde del caos protegido por las puertas de su limusina insonorizada de última generación. Su capricho del día es irse a cortar el pelo a la otra esquina de una ciudad paralizada por la policía y los motines. El ritmo de esta odisea a ralentí lo marcan sus encuentros con su esposa, su amante, sus subordinados y algunos enemigos que lo empujarán hasta un punto de no retorno.

A Cronenberg le gusta dar sorpresas. Su filmografía es una asíntota fascinante e hipnótica. Su cine es único y sigue reinventándose a base de temas fundamentales: la violencia, lo absurdo y la anticipación al servicio de un continuo aprendizaje de la condición humana. ¿Pero cómo adaptar un relato tan críptico que permite miles de interpretaciones? La tarea no ha supuesto un problema al cineasta, después de adaptar otra obra con vida propia, poderosa, desconcertante y fiel deudora de lo absurdo como El almuerzo desnudo. La fidelidad al original también es característica de la cinta que nos ocupa, presentada como se presenta la novela: charlatana, a veces pesada, pero igual de desconcertante.

Cosmopolis es una fábula apocalíptica sobre la gangrena de las finanzas y el capitalismo. La lucha de clases aparece molida por una lenta apisonadora dentro de una olla en plena ebullición. Todo borbotea: desde el mero símbolo (la limusina, los grafitis, el óxido) hasta las teorías matemáticas, pasando por un buen número de discursos obstrusos. En cuanto al reparto, Robert Pattinson demuestra ser un actor intrigante, si bien su papel no permite distinguir entre el talento del retrato y la oportunidad física de un actor que deberá aprovechar otra oportunidad (más convencional) para demostrar su valía.

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(Traducción del francés)

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