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KARLOVY VARY 2012

Hay Road: rumbo a la desobediencia civil

por 

- Rodrigo Areiras presenta un sorprendente western meditativo y pacifista en la competición oficial 47° festival internacional de Karlovy Vary

Cabría categorizar Hay Road (Estrada de Palha) como un western; sin embargo, los amantes del género habrán de adaptarse a un ritmo más pausado y mucho más misterioso que la mayoría de las obras de cowboys y duelos al amanecer. Un duelo es, precisamente, una de las escenas clave en esta película portuguesa ambientada en 1908 y protagonizada por un hombre que, toda vez que le informan de que su hermano pastor ha sido asesinado y le han despojado de sus pertenencias, emprende un viaje con el propósito de vengarlo y recuperar su rebaño de ovejas, animales de una categoría comparable a la de los mismos hombres del gobierno que no cumplen su misión y le imponen como deber ciudadano la desobediencia civil.

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El director, guionista y productor Rodrigo Areiras, seleccionado en 2009 como Producer on the Move portugués, presenta su segundo largometraje en la competición del 47° festival internacional de Karlory Vary. Los festivaleros no tardarán en hallar las numerosas similitudes entre este western luso, parcialmente rodado en Finlandia, y Dead Man, del estadounidense Jim Jarmusch: el ritmo, el camino, la relación fraternal y humorística con un personaje que habla otro idioma… Este prisionero de color es la figura jarmuschiana por excelencia y uno de los elementos más conseguidos de la película.

Además de la poesía crepuscular de Jarmusch, Areiras imprime a su obra toda una serie de extractos del ensayo literario de Henry David Thoreau titulado La desobediencia civil (publicado en 1849) que dotan a la película de un buen número de mensajes políticos o humanistas presentados entre dos fundidos en negro. “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto. Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tengan”. Sin embargo, la mayoría de los personajes de Hay Road son tiranos y súbditos a los que el protagonista sueña con educar. A imagen del mito de la caverna de Platón, nuestro cowboy traduce el libro de Thoreau con el propósito de enseñar en su país aquello que él aprendió en sus viajes al extranjero. La desilusión no tardará en asaltarlo; en primer lugar, a raíz del comportamiento de la mujer que ama; luego, a raíz de los actos de los representantes corruptos de las fuerzas del orden, encabezados por un hosco general. El hombre se muestra contrario a la desobediencia civil que proclama nuestro héroe pacifista, quien a pesar de todo tiene toda la pinta de ser un Clint Eastwood o un Django en potencia.

El mensaje de Hay Road toma rápidamente la delantera frente a la historia. El guion no presentará grandes giros más allá del desafío original, lo que puede frustrar al espectador que solo se quede en un primer nivel de lectura de la película. La obra pierde tensión dramática al tiempo que gana en fuerza su discurso político, de rabiosa actualidad, como es lógico.

Hay Road se sirve de una espléndida banda sonora original de The Legendary Tigerman & Rita Redshoes y de una interpretación protagonista de un Vitor Correira que se come al resto de un reparto mucho menos carismático, como suele ser habitual en las películas que se centran en un cowboy solitario. Hay Road es una película meditativa e inteligente que, por desgracia, corre el riesgo de conocer otro tipo de soledad en el despiadado Salvaje Oeste que es la distribución internacional.

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(Traducción del francés)

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