06/07/2012 - Cineuropa analiza la despiadada reflexión de Pera Vilà Barceló sobre la vejez y los conflictos generacionales, presentada en estreno mundial a concurso en Karlovy Vary

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ficha de la película], de Pera Vilà Barceló, con su resuelto y decididamente desapasionado retrato de Etienne, un anciano que afronta sus últimos días de vida en un sórdido apartamento, guarda bastantes semejanzas con Amor [+lee también:
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entrevista: Michael Haneke
ficha de la película] (2012), de Michael Haneke.

Su única familia son su desagradable hija Jeanne, que lo único que quiere es que su padre le deje la casa, y su hermano, que intenta convencerle de que se vaya con él a vivir a una residencia para ancianos. Pero los fantasmas del pasado no abandonan la vida de Etienne, que se niega a dejar una casa en la que aún siente la presencia de su hija muerta. Conforme el anciano se aleja del mundo real, a pesar de las continuas quejas de su vecina para que se marche de la casa, su salud y el estado de la vivienda empeoran. Incluso en lo más profundo de la humillación y el dolor, Etienne rechaza cualquier tipo de ayuda.

Al principio, la película parece pecar de teatralidad a causa de los largos diálogos entre Etienne y su hermano. Teniendo en cuenta que casi toda la película está rodada dentro de un apartamento, es difícil escapar a esta naturaleza. Algunos de los intentos de salir de este esquema, como son los ocasiones arrebatos de música de orquesta o la secuencia onírica, resultan forzados e insistentes. Sin embargo, la maestría de Lou Castel en la interpretación del protagonista, capaz de suscitar simpatía y desagrado al mismo tiempo, es de lo mejor de la película y, a fin de cuentas, la sostiene por sí solo.

No hay dudas de que La Lapidation de St. Etienne es una película de festivales. Su carácter áspero y la dureza de su mensaje dificultará su distribución. Sin embargo, a pesar de sus imperfecciones, Vilà Barceló demuestra ser un director de talento y Castel firma una interpretación para el recuerdo.

(Traducción del inglés)