11/10/2012 - El talentoso joven director inglés se vale de un excepcional reparto y una impresionante fotografía para firmar un inquietante thriller criminal

El director inglés Nick Murphy, que el año pasado se hizo con el máximo galardón del Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas con The Awakening [+lee también:
tráiler
ficha de la película], volverá al circuito de festivales con un thriller 100% británico, Blood, que tendrá su estreno mundial en la próxima edición del Festival de Londres.

Blood está ambientado en una localidad costera de Inglaterra, donde el viento empuja una gélida situación por las calles y las olas esconden oscuros secretos que no pueden olvidarse. Los hermanos Joe (Paul Bettany, foto) y Chrissie Fairburn (Stephen Graham) trabajan en el departamento de homicidios de la policía. Como su padre Lenny (Brian Cox), que fue jefe del departamento y, a pesar de sufrir de Alzheimer, no puede hacer olvidar sus poco convencionales y despiadados métodos de interrogatorio.

Blood se presenta como el típico thriller criminal. El cadáver mutilado de una joven es abandonado por su asesino al aire libre, bajo las miradas de todos, y los hermanos Fairburn inician su investigación. Sin embargo, no tardará en hacerse evidente que la historia no seguirá los derroteros clásicos del género. En cambio, se revela como una película polifacética, donde los distintos niveles de intriga y apariencias hacen de ella una experiencia apasionante poco común en el cada vez más popular cine de género. La fotografía es brillante y elocuente y, por un lado, hace un retrato escalofriante de la localidad costera y, por otro, dice más sobre los personajes que sus palabras y acciones juntas. Es una historia sobre la masculinidad, la lealtad, la soledad y el miedo. Murphy nos muestra lo que pasa cuando nos llevan hasta nuestro límite en un mundo que no deja de mirar. A través del género de suspense, se pregunta qué podemos perder cuando tomamos decisiones vitales y muestra cómo quienes nos rodean no pueden ser permanecer impasibles.

Una película difícil. Sin embargo, merece la pena aunque sea sólo por los cuidados encuadres que pintar un fresco de la naturaleza y un retrato de la psicología humana. Blood es una cinta donde las imágenes hablan más alto que la narración y el silencio dice más que las palabras.