08/11/2012 - Presentado en Sevilla tras su estreno mundial en Toronto, el documental de Joana Hadjithomas y Khalil Joreige explora la bizarra historia de los intentos del Líbano de lanzar un cohete al espacio

A veces se descubren pequeños y maravillosos secretos encerrados en los pliegues de la historia. Tan brillantes que no parecen reales. Por ejemplo, a principios de los años 60 un puñado de libaneses de origen armenio se apuntó a la carrera espacial que tan ocupados tenía a los Estados Unidos y la Unión Soviética. Es la apasionante, bizarra y singular historia que narra el documental Lebanese Rocket Society [+lee también:
tráiler
entrevista: Khalil Joreige
ficha de la película], de los libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige, coproducida por su propia Abbout Productions con la francesa Mille et une Productions y que ha sido presentada como parte de la sección “No Ficción. Eurodoc” de la novena edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla.

Pero, más allá de la increíble historia del profesor Manoug Manougian, que junto con sus alumnos convirtió el lanzamiento de cohetes al espacio en una prioridad y un orgullo para el Líbano, este documental intenta desvelar un interrogante aún mayor: ¿por qué nadie en el pequeño país de Oriente Medio recuerda este proyecto, del cual llegaron a hacerse sellos?

A través de excepcionales imágenes de archivo y entrevistas con algunos de los protagonistas de los hechos, los directores reconstruyen la historia de la carrera espacial libanesa contextualizada en los turbulentos años 60, mientras reflexionan sobre la memoria histórica y el papel que puede tener una obra cinematográfica para recrear y recordar un evento caído en el olvido.

Cuando muchos documentales habrían puesto la palabra “fin” en la pantalla, los directores llevan más allá esta exploración y deciden filmar su intento de rendir homenaje a los artífices de los experimentos espaciales, los 'soñadores', a través de la realización de una estatua conmemorativa con forma, claro está, de cohete espacial. A modo de epílogo, se cierra con un fragmento de animación que, tras las partes dedicadas al pasado y al presente, da un salto hacia el futuro.

El enorme carisma de la historia, el veloz ritmo de la narración y la gran calidad de las imágenes de archivo convierten a Lebanese Rocket Society en uno de esos raros documentales capaces de llegar a todo tipo de público. Además, la ambientación en los años 60 y las implicaciones políticas y culturales le proporcionan un gran potencial de ventas en el extranjero, aunque quizás no para su distribución en salas.

Tras su estreno mundial en Toronto y su paso por Sevilla, Lebanese Rocket Society será presentado en el certamen danés CPH:DOX y en Doha. Su agente de ventas internacionales es la francesa Urban Distribution International.