email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

BERLINALE 2013 Competición / Alemania

Gold: el sueño sin retorno

por 

- Thomas Arslan cuenta la carrera de la fiebre del oro de un grupo de alemanes a los que sumerge por un puñado de pepitas en un infierno en las "tierras salvajes" del oeste americano

El año pasado en Berlín, con motivo de la presentación de Barbara [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Christian Petzold
ficha de la película
]
, la estrella alemana Nina Hoss, secreta e imperturbable, ya planeaba viajar hacia el oeste. Este año, en Gold [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Thomas Arslan
ficha de la película
]
, de Thomas Arslan, efectúa, por fin, ese viaje de la forma más quintaesencial posible: al otro lado del Atlántico, a lomos de un caballo, de un lado de Canadá al otro a través de la naturaleza virgen, soberbia e infernal: aquellas “tierras salvajes” en la era de la fiebre del oro.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)
Hot docs EFP inside

Arslan, permiado en la Berlinale de 1999 por Dealer y seleccionado en esta ocasión por primera vez en la carrera por el Oso de Oro, hace gala de un manejo bastante clásico de la narración con un imaginario familiar del western : trenes de vapor, paisajes inmensos, inmigrantes europeos en diligencias, con sus ropajes de lana y sus maletas de mano, que poco a poco se vuelven tan roñosos y andrajosos como los patanes que pueblan los salones de esos polvorientos pueblos de pioneros donde uno se detiene para dar respiro a los caballos y encuentra las ansiadas pepitas más en utensilios de estafadores que en los lejanos ríos que esperan explotar.

Aunque no se deja de probar un nuevo género, el director se reconcilia con su predilección por las reuniones de individuos alejados y desconfiados que deben habitar la misma tierra y, por ello, no se prestan más que a los diálogos imprescindibles. Concretamente, hablamos aquí de un grupo de alemanes con distintas razones cada uno para jugarse sus ahorros y sus vidas en la posibilidad de hallar oro (la más misteriosa de todos es Hoss, con sus labios un tanto finos, que parecen salvaguardar el secreto de su pasado, y unos ojos azules que miran un horizonte que no podemos descifrar) y que se creen preparados para afrontar lo que va a ocurrir.

Este sueño es lo que les da fuerzas para seguir a pesar de las desgracias que se ceban con todos los miembros de tan peligroso equipo y modifican las dinámicas del grupo. Una vez que se superan todos los accidentes técnicos posibles e imaginables, la perspectiva de la misma muerte se cierne sobre ellos. Llevados al extremo de sí mismos (apenas podemos soportar el ruido de una pierna gangrenada cortada con un cuchillo), no tienen más remedio que seguir avanzando porque dar marcha atrás ya no es una opción viable. La escena de la amputación apuntada anteriormente refleja los sufrimientos de la banda, que poco a poco va perdiendo equipo y miembros. Solo saldrán adelante los más fuertes, que son también aquellos que partieron sin ninguna intención de volver atrás.

A fuerza de hollar el camino, los personajes se ven desposeídos de todo, sin nada más en la vida que esta huida hacia adelante. La película, a imagen de sus protagonistas y pautada por las notas largas y agoreras de una guitarra eléctrica de ensueño, toma el cariz de un viaje existencial que evoca vagamente Dead Man, de Jarmusch. Al cabo de mil millas, cuando todo parece perdido, sale a la luz algo nuevo, algo, por primera vez, humano. La sombra de la muerte los sigue de cerca pero a lo lejos se discierne la esperanza de una vida nueva.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Lee también

Privacy Policy