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PELÍCULAS / CRÍTICAS

The Resurrection of a Bastard

por 

- El autor de cómics Guido van Driel entra con fuerza en el mundo del cine con una ópera prima que abrió la competición del festival de Róterdam de 2013.

Los cómics no son una especialidad da Holanda, a diferencia de la vecina Bélgica, donde han nacido personajes como Tin Tin, los Pitufos o Lucky Luke que luego han dado el paso al cine. Un cómic holandés que encima es adaptado al cine por su propio autor es aún más raro. A pesar de todo, esto es lo que ha hecho Guido van Driel ha hecho en su primer largometraje, The Resurrection of a Bastard [+lee también:
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, basada en su novela gráfica Om mekaar in Dokkum. La obra original, escrita y dibujada por Van Driel, fue un encargo de la localidad de Dokkum, conocida por todos los holandeses como el lugar en el que San Bonifacio, artífice de la conversión y la organización de los cristianos alemanes y holandeses, fue asesinado en 754, exactamente 1250 años antes de la publicación de la novela gráfica en 2004.

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A pesar de que se trataba de un encargo conmemorativo, Van Driel tenía total libertad creative y, en lugar de hacer una reconstrucción histórica, ambientó su historia en el presente, donde se cruzan las historias de un criminal de Ámsterdam, un campesino de la provincia de Dokkum y un refugiado angoleño.

El criminal es un vicioso heavy de Ámsterdam llamado Ronnie (interpretado por Yorick van Wageningen, que encarnó al no menos vicioso portero de Lisbeth Salander Millennium: Los hombres que no amaban las mujeres, de en David Fincher). En una llamativa escena, utiliza una aspiradora para quitarle un ojo a otro delincuente. Siempre que Ronnie demuestra sus habilidades de duro hay daños colaterales.

Durante una fiesta de White Sensation en la capital holandesa, impresionantemente escenificada, en la que todos los asistentes bailan vestidos de blanco dentro de una enorme iglesia, Ronnie es disparado en los aseos: paredes blancas, sanitarios de porcelana blanca, vestidos blancos, luces de neón blancas y sangre muy roja.

Sobrevive milagrosamente y sólo tiene una pista sobre la identidad de su asesino: un tatuaje en la muñeca del escudo de armas de la localidad de Dokkum, en la provincia de Frisia, a dónde se dirige inmediatamente Ronnie con su guardaespaldas Janus (Juda Goslinga).

En Dokkum se encuentra también el imponente pero silencioso refugiado político angoleño Eduardo (Goua Robert Grovogui), cuyo pasado está lleno de innombrables crímenes a los cuales ha conseguido escapar. Ahora pasa su tiempo en la pacífica campiña holandesa, en un establecimiento agrícola propiedad de un fornido campesino (René Groothof) y su mujer (Leny Breederveld).

Descubrir cómo estas historias están conectadas es uno de los placeres de ver The Resurrection of a Bastard, que, a pesar de algunos momentos de intensos y casi caricaturescos momentos de violencia (por lo que algunos han acercado esta película a las de autores como Quentin Tarantino o Guy Ritchie), es esencialmente un estudio contemplativo del personaje de Ronnie, que se da cuenta de que su manera de ver la vida ha cambiado completamente desde el intento de asesinato.

La película ha sido filmada por el excelente director de fotografía holandés Lennert Hillege (que ha trabajado en la superproducción en 3D Nova zembla [+lee también:
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y en el reciente trabajo de Paul Verhoeven sobre Roma llamado Tricked), que consigue llevar la naturaleza de la novela gráfica en muchos de sus amplios encuadres sin sacrificar la fluidez y la cualidad fílmica de la obra. La impecable dirección artística de Floris Vos (Winter in Wartime [+lee también:
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) es otro de los factores que refuerzan la estética de la película y su contraste entre el campo y la ciudad.

El montaje del flamenco Alain Dessauvage, que recientemente ha trabajado en la candidata al Oscar Bullhead [+lee también:
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entrevista: Bart Van Langendonck
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, marca el tono y el ritmo, tarea nada sencilla porque la película tiene que combinar las escenas de acción con otras más reposadas en la rural Frisia y el tranquilo pueblo de Dokkum. Allí, una rellenita y descarada, aunque simpática a fin de cuentas, propietaria de un hotel (Rian Gerritsen) da la bienvenida a Ronnie y Janus. Pero queda por descubrir si realmente serán bienvenidos: el destino de San Bonifacio no augura nada bueno.

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(Traducción del inglés)

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