05/06/2013 - El primer largometraje de Mikael Marcimain opta a los principales premios del mayor certamen cinematográfico de Rumanía

La sueca Call Girl, de Mikael Marcimain, una de las diez óperas primas de la competición oficial del Festival Internacional de Cine de Transilvania (que se prolongará hasta el 9 de junio), se ha convertido en una de las favoritas del certamen. Elegida segunda película más popular de la competición tras la india Ship of Theseus, de Anand Gandhi, y la primera entre las europeas, ha enamorado al público del festival con su excelente mezcla de drama personal, investigación policial y escándalo político.

Marcimain sólo precisa de unos pocos minutos para esbozar el contexto político: finales de los 70, Suecia atrae la atención del resto del mundo por sus revolucionarias leyes a favor de la igualdad entre sexos. Pero los mismos políticos que han convertido a Suecia en un ejemplo de liberación sexual son además los protagonistas de un sucio aunque excitante mundo de prostitución. Gracias a la discreta labor de Dagmar Glans (interpretada por la muy convincente Pernilla August), las mujeres más hermosas del país se encuentran (y acuestan) con los hombres más poderosos.

La historia mezcla distintos puntos de vista y el resultado es un fresco complejo y colorido del mundo de la prostitución, en el que hombres con poder, jovencitas y policías chocan entre sí en un intento (infructuoso) de salvar la inocencia. Como dice el propio Marcimain, Call Girl es “la historia de la pérdida de la inocencia: de las chicas, de la policía, de los políticos”. El caso más obvio es el de la protagonista, Iris (Sofia Karemyr), una problemática chica de 14 años que es transportada casi por inercia desde el estéril universo de un orfanato hasta el brillante mundo de Dagmar Glans.

No tardará en darse cuenta de que el afecto casi materno de Glans esconde un interés hacia ella, cuyas piel blanca, ojos azules y espigado tallo hechizan a algunos de los hombres más importantes del país. La historia de Iris se entremezcla con una investigación de la policía. Cuando los servicios secretos se dan cuenta de que las cabezas que celan algunos de los secretos más importantes del país se están acostando con chicas por todo el planeta, inicia una discreta operación para desmantelar el negocio de Glans. Pero, ¿qué ocurre cuando aquellos que tienen que sostener la investigación son asimismo los que más tienen que perder si se conoce su implicación? 

Mikael Marcimain fue el director de la segunda unidad de la celebrada El topo, de Tomas Alfredson, y resulta evidente en Call Girl por su dirección de arte, que captura a la perfección los coloridos años de ABBA. Intensa y fascinante, la historia hace que el espectador olvide su largo metraje, subrayando que nadie está seguro en un mundo en el que hay tantos intereses.

Call Girl es uno de los mejores ejemplos del cambio de dirección en la competición oficial del Festival de Transilvania. Si hasta ahora se concentraba en el descubrimiento de producciones muy pequeñas y primeros o segundos largometrajes rumanos, la 12ª edición ha invitado a películas célebres y premiadas a que compitan por el máximo galardón. Entre los competidores de la obra de Marcimain destacan A Hijacking [+lee también:
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El palmarés será anunciado el próximo 8 de junio.

(Traducción del inglés)