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SAN SEBASTIÁN 2013

For those who can tell no tales: borrar el horror del pasado

por 

- La cineasta de Sarajevo Jasmila Zbanic narra un emocionante itinerario hacia la memoria histórica y el dolor

For those who can tell no tales: borrar el horror del pasado

Se puede hacer turismo siguiendo los postulados de las guías de viaje o, por el contrario, indagar en el pasado de lugares dignos de postal. Esto le sucedió a la performer australiana Kym Vercoe cuando decidió conocer ella sola Bosnia. En su primera visita era verano y el calor, la luz y el color ayudaban a crear un periplo idílico que la directora Jasmila Zbanic–galardonada en Berlín 2006 por Grbavica [+lee también:
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entrevista: Jasmila Zbanic
ficha de la película
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, donde ya abordaba las repercusiones de guerra de los Balcanes- puntúa con una música optimista, propia de la ilusión de las vacaciones. En For those who can tell no tales [+lee también:
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, la protagonista porta una cámara donde registra un video-blog y con ella filma un puente en la frontera con Serbia donde, hace unos quince años, se cometieron tantos crímenes que era imposible cruzarlo sin pisar sangre. Ahora se celebra una fiesta acuática bajo sus limpios arcos. También se aloja en un hotel que los catálogos definen como “romántico”. Pero esa noche, con el silencio, Kym se despierta inquieta: algo la perturba, pero no sabe que es.

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De vuelta en Sydney e investigando sobre los juicios post-Balcanes, descubrirá horrorizada que aquel “hotel con encanto” en el que pasó una noche fue un tétrico centro de tortura, muerte y violación: dos centenares de mujeres fueron allí salvajemente ultrajadas. Un sentimiento de rabia se apodera de la protagonista. Y seis meses después regresa. Es invierno, la luz, mortecina, y ella, la única turista. Levanta sospechas de los locareños, es detenida e interrogada por su actitud rastreadora de un pasado que allí no desean remover.

Zbanic y Vercoe -en esta coproducción entre Alemania, Sarajevo y Qatar, de apenas 75 minutos de duración- nos llevan de la mano por este viaje hacia el dolor, un sentimiento que aún perdura donde ha sido infringido y que sólo con su recuerdo podrá evitarse su repetición. La cámara de la directora se pega a la mochila de la actriz protagonista para contar esta historia real, que empezó con espíritu de vídeo creación y documental. Valientes y decididas, las dos mujeres hurgan en las heridas aún abiertas de la barbarie y nos recuerdan que, a veces, bajo la fachada de edificios primorosamente restaurados y paisajes de ensueño yacen inocentes que todavía no han encontrado justicia. Por eso estas artistas se han embarcado en este viaje “tanaturista”, como bromea el personaje central, para poner voz a aquellos que ya no la tienen y denunciar a quienes se niegan a hablar de la –dura- verdad, algo que sucede tras cualquier guerra, en cualquier lugar del globo.

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