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GIJÓN 2013

La vie nous appartient: jóvenes al borde del abismo

por 

- La producción austríaca hablada en francés, que se presenta en el festival, aborda el delicado y oculto problema social del suicidio de adolescentes

La vie nous appartient: jóvenes al borde del abismo

Austria ocupa el sexto lugar entre los que sufren una triste lacra de la que apenas se habla: jóvenes que deciden quitarse la vida. Este dato preocupó tanto al director de origen coreano Alex K. Lee que decidió escribir el guión de su ópera prima abordando de frente tan peliagudo asunto. Por supuesto, se encontró con dudas de quienes cuestionaban que un conflicto tan dramático podía dar origen a un film demasiado severo, pero el cineasta quería que imperase un espíritu de esperanza en la cinta. Ahora la ha presentado en estreno mundial, acompañado de su equipo, en la sección Enfants Terribles del 51 Festival Internacional de Cine de Gijón.

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En sus 88 minutos de metraje, La vie nous appartient sigue de cerca a sus dos únicos personajes: Sarah (Alix Bénézech) es una muchacha resuelta que, llevando su guitarra y su mochila, ha contactado por internet con Philip (Florent Arnoult), un chico de su misma edad, para conocerse en un señalado lugar de las montañas que su padre le enseñó. Pero esto no es una cita romántica, porque el propósito que les ha llevado hasta allí es bien distinto. 

Durante dos días acompañaremos a estos dos jóvenes que no quieren seguir viviendo y descubriremos cuáles son los motivos que les han conducido a tomar tan drástica decisión. Lo haremos a través de sus conversaciones, en las que irán desgranando sus traumas, angustias, insatisfacciones y necesidades. Ella añora el amor de un padre ausente; él, freak de instituto, ser considerado uno más por sus compañeros. Ambos proceden de familias poco comunicativas y son víctimas del vacío de nuestros días: el mundo no les entiende y ellos no entienden al mundo. 

La película, de buenas intenciones, peca de exceso de diálogo y se acaba estancando en la acción, que apenas avanza. Puntuados sus episodios por cuestionables y melosos momentos musicales, contiene hermosas panorámicas de los paisajes montañosos donde transcurre la acción y ha basado el dibujo de sus personajes y sus conversaciones en cartas reales dejadas por suicidas juveniles. Esta es su mayor virtud: dar luz a un oscuro asunto tabú en nuestra sociedad. Y lo hace con humildad y cautela. El director adaptó su guión original al francés cuando seleccionó a sus protagonistas galos en el casting, y ha contado con el apoyo de Lower Austria Cultural Fund y será distribuida pro Penny Lane Film.

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