26/06/2014 - Isabel Coixet adapta una novela de terror psicológico sobre las novedades, riesgos, inseguridades y miedos de la juventud

El suspense para y protagonizado por jóvenes presume de rentable, y últimamente, gracias a ciertas franquicias, la marca se ha consolidado, con interesantes títulos fuera de Hollywood, como la sueca Déjame entrar [+lee también:
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ficha de la película]. Ahora es la cineasta catalana Isabel Coixet quien adapta un libro que convierte una edad tan crítica, dual y difícil como la adolescencia en materia prima de un argumento que se mueve por los terrenos transitados del terror.

Para ello Coixet, que deja su impronta estética en el uso de primeros planos de detalles y en la cuidada postproducción de sonido, algo habitual en su filmografía, no renuncia a los mecanismos e incluso tópicos que hemos disfrutado -y sufrido- como espectadores del cine pensado para asustar: niebla omnipresente, halo de tristeza, un columpio vacío que se mueve solo, un túnel siniestro, espejos rotos y look gótico moderno. A ello contribuye, sin duda también, el protagonismo de la inquietante Sophie Turner, actriz británica famosa por su participación en la teleserie Juego de tronos.

Turner da vida a Fay, cuyo padre (Rhys Ifans) sufre esclerosis múltiple y cuya madre (Claire Forlani) se va alejando del hogar. Confundida, ensaya una función teatral de Macbeth donde tendrá como pareja al chico más guapo de la clase y, con él experimentará sus primeros roces sexuales. La confusión, el temor a lo desconocido y el propio hecho de irse convirtiendo en mujer -y adquirir así una personalidad única y propia- la van sumiendo en un desconcierto que se manifiesta como un fantasma: otra chica con su mismo aspecto.

Ahí empieza una lucha consigo misma donde la muchacha intenta desenmascarar a esa doble que la persigue, acosa y suplanta. Pero... ¿existe realmente? ¿No se estará demenciando debido a sus críticas circunstancias familiares? ¿O tal vez todo es fruto de una imaginación enfermiza? Esas y otras preguntas se plantea también el espectador según se suceden las cuidadas escenas de la novena película de la directora de Ayer no termina nunca [+lee también:
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ficha de la película].

Coixet asegura que aceptó trasformar en imágenes las palabras de Cathy MacPhail porque tiene una hija adolescente y quería retratar esa etapa vital. Loable misión si no fuera porque en el empeño se abusa de los ingredientes arriba reseñados y, finalmente, el sello autoral queda sepultado bajo recursos estereotipados. Con momentos que recuerdan a Cisne negro pero en versión teen y, cómo no, a Repulsión, Mi otro yo [+lee también:
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entrevista: Isabel Coixet
ficha de la película] no acaba de conectar con el espectador adulto por su exceso de pretensiones y por el déficit de carisma de su actriz principal. Asimismo, el guión, firmado por Coixet, incurre en clichés y errores que minan la credibilidad -ya de por sí bastante frágil en este tipo de películas- de un relato donde, a modo de ejemplo, la madre adúltera se besa apasionadamente con su amante a la vista de su paralítico esposo.

Habrá que ver si el público joven acepta estos descuidos o, por el contrario, es más despierto, inteligente y, sobre todo, exigente de lo que a veces podamos pensar los adultos. Mi otro yo se estrena en España el 27 de junio.