17/07/2014 - Se estrena en España la segunda película de Belén Macías, una road movie que plantea los conflictos que provoca la acogida de menores

Seis años han pasado desde que El patio de mi cárcel [+lee también:
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ficha de la película], ópera prima de Belén Macías, lograse cuatro nominaciones a los Goya. En este tiempo, la cineasta de Tarragona se ha volcado en la dirección de teleseries. Algo de este bagaje se intuye en la puesta en escena de su segundo largo, Marsella [+lee también:
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ficha de la película], una película con formato de road movie cuyo mayor riesgo formal consiste en ir dosificando, durante los primeros minutos y a base de flash-backs, la información sobre el pasado reciente de la niña protagonista. Una vez aclarado que se trata de una cría que ha crecido en el hogar de una familia rica, que la ha tenido en acogida, sólo queda enfrentar a las dos madres -la biológica y la educadora- para que el engranaje dramático se ponga en marcha.

Pues un guión escrito por la propia realizadora junto a Aitor Gabilondo y Verónica Fernández, pone sobre la pantalla un tema delicado que ha provocado algún caso polémico, aireado por la prensa española. Aquí conoceremos a Claire (interpretada por la solvente debutante Noa Fontanals Fourgnaud), una pequeña de diez años que desde que tenía cuatro ha vivido bajo la tutela de Virginia (Goya Toledo), una mujer de buena posición social que no pudo concebir hijos naturales. Pero cuando Sara (María León, en un registro choni similar al que ofreció en Carmina y amén [+lee también:
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ficha de la película]), la madre natural, logra rehabilitarse de su politoxicomanía, el juez le devuelve su derecho de maternidad y ésta recoge a Claire para, en un coche prestado pero con sorpresa dentro, irse desde Madrid a Marsella para que su pequeña conozca a su padre. Por el camino, como ya habrá adivinado el lector, hija y madre se irán conociendo y el enfrentamiento entre las dos mujeres que quieren con todo el alma a Claire se recrudecerá.

Y es que el argumento de esta bienintencionada Marsella cae en varios tópicos, además de introducir actitudes difíciles de creer: ahí está alguna metáfora (la veleta), de la estirpe de la literatura de autoayuda; también esos ángeles guardianes en forma de camioneros (a los que ponen carisma Eduard Fernández y Álex Moner); la excesiva madurez de Claire (capaz, con apenas cuatro años, de llevar a cabo acciones dignas de un adulto); y, sobre todo, el comportamiento de las dos madres enfrentadas, mucho más suave de lo que la realidad, en casos semejantes, ha mostrado. 

Aunque Macías nos hace empatizar con el personaje de María León, una mujer que no comulga con el lado más políticamente correcto de la vida (burguesa), finalmente la cinta -recargada de almíbar- opta por un sentimentalismo/buenrrollismo que tira por tierra cualquier atisbo de crítica a un sistema jurídico-social que valora más el vínculo de sangre que la formación/vivencia emocional, como sí hacía la cinta japonesa De tal padre, tal hijo, de Hirokazu Koreeda.

Marsella se estrena el 18 de julio en España, producida por Tornasol Films, Messidor Films y Balada triste de trompeta AIE, con la participación de TVE y Canal Plus. Las ventas internacionales corren a cargo de Latido Films.