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VENECIA 2014 Competición

Le dernier coup de marteau: un delicado golpe de martillo

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- VENECIA 2014: El segundo largometraje de Alix Delaporte, que sigue a un chico de 14 años que teme perder a su madre y encuentra a su padre, es pudorosa y conmovedora

Le dernier coup de marteau: un delicado golpe de martillo

En su segundo largometraje, Le dernier coup de marteau [+lee también:
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, en competición en la 71ª Mostra de Venecia, Alix Delaporte encuentra la manera más púdica y elegante de anudar con pequeños toques, sin forzar, los conmovedores lazos humanos que ya caracterizaban El amor de Tony [+lee también:
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(2010). El estrépito del título es engañoso: esconde de hecho una anécdota extremadamente tierna.

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El amor que Delaporte describe aquí es filial. El personaje principal de la película, Victor,  es un chico de 14 años, en el inicio de la adolescencia, que vive solo con su frágil madre (Clothilde Hesme) en una vivienda al borde de un centelleante mar. Un día, al volver de su entrenamiento de fútbol (es capitán de su equipo), su madre le anuncia que quiere dejar sus tratamientos contra el cáncer e irse a vivir a casa de sus padres con él. Victor, decidido a luchar contra todas las circunstancias con una energía que su madre ya no tiene, decide entonces de ir al reencuentro de su padre, un famoso director de orquesta (Grégory Gadebois) que se encuentra precisamente en Montpellier para interpretar la sinfonía de Mahler en cuya partitura se encuentra escondida la explicación del título de la película. Este hombre de físico imponente no es una persona fácil, y la aparición de este niño que no conoce en la ópera, en pleno ensayo, parece molestarlo más que otra cosa. Sin embargo, siguiendo a la película, en parte al bies de la música, una verdadera relación padre-hijo se desarrollará de manera natural entre el chico y el hombre, que al principio se miran con insistencia sin pestañear ni tocarse, haciendo evolucionar a la vez la ya muy fuerte relación entre Victor y su madre. 

La gran fuerza de la película es precisamente nunca forzar trazo, ni la trayectoria de los personajes, como si Alix Delaporte quisiera dejarles hacer sus caminos a ellos mismos. La realizadora muestra una increíble capacidad para representar en profundidad sus complejas y entremezcladas emociones. Su madre, tentada a ceder a la enfermedad y preocupada por lo que le pasará después, no quiere contarle demasiado a su hijo. El padre huraño intenta librarse de Victor dándole un cheque, tras lo que le pasa dos interpretaciones diferentes de una sinfonía para que le diga qué piensa. Y finalmente, este extraordinario pequeño hombre (encarnado con una inteligencia y discreción conmovedoras por Romain Paul) quiere ayudar pero mide bien su impotencia (aunque contiene el furor que experimenta, porque ninguna de las personas que lo rodean merecen convertirse en el punto de mira: ni su madre enferma, ni su vecino español que lo ayuda a hacer sus deberes). De hecho, nada se escapa a su mirada, pero sus labios permanecen siempre cerrados. 

Aquí, todo pasa por la mirada más que por las palabras, como subraya la increíblemente bella escena en donde la cámara recorre la orquesta y en donde, uno a uno, vemos a los músicos despegar los ojos de sus instrumentos y levantarlos hacia el espectador (puesto en el lugar del director de orquesta, pero también en el de Victor, que se encuentra a su lado). Del mismo modo, es suficiente ver a padre e hijo de pie, el uno al lado del otro, y a madre e hijo, tumbados también el uno al lado del otro, para que todo sea dicho sin que se pronuncie ninguna palabra. Las miradas tienen casi los efectos de los gestos. Es el primer gesto, discreto, puro, una expresión de ternura púdica que aumenta el efecto de los momentos en los que los personajes entran físicamente en contacto, como en la magnífica escena en la que Victor se rapa la cabeza, y en la que ayuda al director de orquesta a perfeccionar su traje de concierto. Del mismo modo, cuando finalmente, a la cara de este pequeño chico, siempre serio, llega una sonrisa, todo se ilumina. 

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(Traducción del francés)

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