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SEVILLA 2014

Sueñan los androides: el futuro ya está aquí

por 

- El español Ion de Sosa presenta esta extraña criatura cinematográfica, que sólo se atiene a una norma: la libertad creativa más absoluta

Sueñan los androides: el futuro ya está aquí

Benidorm es uno de los enclaves más fascinantes -y, a la vez, tremendos- de la geografía levantina, una tierra dada a los excesos. Allí transcurrían buena parte de las aventuras cinematográficas de aquel español rijoso que encarnó Alfredo Landa y otros héroes de su generación pre-destape y el visionario Bigas Luna lo empleó como gran escenario de la ambición -y de la catastrófica burbuja inmobiliaria- en Huevos de oro. Ahora un plano general de la ciudad del Mediterráneo con más rascacielos por kilómetro cuadrado abre Sueñan los androides [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
-presentada en la sección Resistencias del 11º Festival de Sevilla-, segunda película de Ion de Sosa, donostiarra de 33 años cuya anterior True Love cosechó potentes comentarios a su paso por los festivales Punto de Vista de Pamplona y Bafici de Buenos Aires, amén de triunfar en la primera entrega del muy alternativo Festival Márgenes.

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De nuevo Ion de Sosa se mueve alegremente por los terrenos fronterizos/escurridizos/inclasificables: Sueñan los androides no se ciñe a género, ni estilo, ni siquiera a normas narrativas. El cineasta, secundado en la escritura de guión por sus secuaces Jorge Gil Munarriz (director de El Método Arrieta) y Chema García Ibarra (uno de los cortometrajistas más aplaudidos de esta quinta por sus magnéticos Misterio y Protopartículas), salta de la comedia al drama sin olvidar el thriller mientras inscribe los 60 minutos del film en la ciencia ficción... costumbrista. Que nos encontremos ante un remake confeso de Blade Runner -el título no engaña- ambientado en Benidorm, deja claro que la película es una travesura en toda regla, un divertimento, un experimento tan sorprendente como cautivador para todo aquel que lo mire con el cerebro en blanco.

Por supuesto, aquí no se ha contado ni con la centésima parte del presupuesto que manejó Ridley Scott. Tampoco sale Harrison Ford. Y los replicantes no lucen los magníficos diseños corporales de Rutger Hauer, Daryl Hannah o Joanna Cassidy. Porque, señores y señoras espectadores, estamos en el epicentro kisch del universo, en un futuro que ya nos ha alcanzado gracias a la regresión. Si Luis López Carrasco (coproductor de Sueñan...) plasmó nuestro pasado en El futuro, cuya fotografía era obra de Ion de Sosa, ahora éste nos muestra un año 2052 donde ha vuelto la peseta y el 16 mm retrata la realidad, tan crispada, tétrica y desoladora como lo es actualmente, con urbes pobladas por ancianos, pues los jóvenes han tenido que emigrar.

Rodada durante unos días de octubre, durante tres años consecutivos, sin descartar improvisaciones y empleando a modo de flashbacks los recuerdos de cada androide que es asesinado por el protagonista “persigue replicantes”, Ion de Sosa se confirma así como generador de remakes baratos: ha confesado su deseo de poner en pie un Batman vasco y pobre, pero con la misma sed de venganza que el de Tim Burton. Esa imagen ha seducido a este artista multidisciplinar como un día otra le hizo soñar con ovejas... aunque no precisamente eléctricas.

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