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VISIONS DU RÉEL 2015

Muchachas: una ópera prima personal y poderosa

por 

- La película con la que se ha graduado la directora mexicana Juliana Fanjul tras formarse en Cuba y Suiza es, sin duda, una de las grandes sorpresas de la sección Helvéticos del último festival Visions du Réel

Muchachas: una ópera prima personal y poderosa

El coraje y la urgencia que demuestra el primer largometraje de Juliana Fanjul hacen presagiar el nacimiento de una cineasta comprometida sin miedo a reconsiderar su propia vida cotidiana y excavar en la ambigüedad que late en su interior desde la infancia.

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nace en un momento particular, cuando, a raíz de la muerte de su abuela, Juliana Fanjul regresa a México, a la casa en que creció. En el gran apartamento burgués que ahora toca vaciar conocerá a Remedios (Remi), la fiel ama de casa que trabaja para la familia desde hace 22 años: una presencia discreta e indispensable que vive el luto en silencio, el mismo silencio que la acompañó durante todos estos años de servicio. Esta nutrida familia constituye una especie de microcosmos autosuficiente que se transforma en metáfora de toda una sociedad, la mexicana, marcada por abismales diferencias sociales.

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Juliana Fanjul decide dar voz por fin a estas mujeres de la sombra, que custodian, a su pesar, toda una historia familiar. Lo que dota a Muchachas de un gran interés y la lleva a otro nivel más allá del formato documental es el punto de vista de la directora, quien, de ser, sin saberlo, responsable de esta “segregación” se transforma en una atenta observadora y juez imparcial de una situación que aparece ante sus ojos con toda su crueldad. Gracias a un arma nueva y potente, la cámara, Juliana Fanjul se abre paso para resurgir hasta el origen de la discriminación que ha marcado toda su infancia, cómplice, a su pesar, de una situación que ahora resulta insoportable.

Sin dejar que este sentimiento de culpabilidad mine su objetividad, Juliana Fanjul destapa entre bambalinas las claves de un espectáculo que se repite día tras día sin final. La discreción que caracteriza a todas estas devotas trabajadoras se desmorona bajo su mirada, obligándonos a sentir sobre nuestros hombros el peso del duro trabajo que deben cumplir. La respiración afanosa de Remedios mientras regresa a casa cargando bolsas de la compra es una muestra del resultado de su trabajo: el banquete para la padrona y los amigos, un poco menos apetitoso. La objetividad con la que la directora repasa la vida cotidiana no sólo de Remedios sino también de Dolores o de Lupita hace que no caiga nunca en la retórica. Las preguntas que le formula son puras como su mirada, constantemente dividida entre la ternura y el dolor. La voz en off, bien calibrada, no subraya o enfatiza las situaciones; al contrario, las hace partícipes, de manera lúcida y objetiva, de una realidad tan injusta como tristemente descontada.

El paralelismo constante entre la vida de los padrones y el incesante trabajo del servicio, invisibles a sus ojos, se desarrolla de una manera tan banal que inquieta. El universo sonoro (ninguna música extradiegética acompaña al relato; sólo ruidos y sonidos cotidianos) refuerza aún más la distancia entre ambas realidades: si, por una parte, reinan la cacofonía de los platos en la cocina y el estruendo de la ciudad, por otro, gobierna la delicadeza de la música clásica, tranquila y beata, entrelazándose así, sin encontrarse nunca, ambas dimensiones en un baile torpe. Muchachas concluye con el eco lejano de los trabajos domésticos, se desvanece con la misma discreción que distingue a Remi, Dolores, Lupita y tantas otras: una película personal y necesaria que trata de reestablecer el equilibrio perfecto.

Muchachas es una producción de la Haute Ecole Spécialisée de Suisse occidentale ECAL/HEAD.

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(Traducción del italiano)

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