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PELÍCULAS España

No todo es vigilia: la vida en pareja a los ochenta años

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- Pocos títulos muestran con tanto realismo, sosiego y verdad cómo es la rutina de las personas que están en el último tramo de la vida como este documental de Hermes Paralluelo

No todo es vigilia: la vida en pareja a los ochenta años

Después de presentarse en la sección Nuevos Directores de la pasada edición del Festival de San Sebastián, cosechar una mención especial en Palm Springs International Film Festival y, recientemente, exhibirse en el D’A de Barcelona y DocumentaMadrid, llega a las pantallas comerciales españolas el segundo largometraje de Hermes Paralluelo (Barcelona, 1981) tras su aplaudido debut Yatasto (Mejor Documental en Málaga 2012 y premio Fipresci en la Viennale 2011). Se trata de No todo es vigilia [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, un título tomado del escritor argentino Macedonio Fernández que este cineasta ha filmado durante meses con la colaboración inestimable y entrega absoluta de sus propios abuelos.

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Ellos son Antonio y Felisa. Ambos pasan de los ochenta años de edad y ya son casi, tras décadas de matrimonio, como un solo cuerpo. En la primera parte de No todo es vigilia les vemos en un hospital de Zaragoza, lugar inhóspito, áspero, pulcro y frío donde él es sometido a pruebas médicas. Cuando su camilla no está aparcada en medio de un pasillo, es transportado por los sanitarios con la impersonal eficacia habitual de estos centros. Ella, mientras, aferrada a su andador, le busca solitaria por tenebrosos corredores. Las sombras y los sonidos metálicos crean una atmósfera espectral, casi de nave espacial, donde estos dos marcianos se sienten atrapados, perdidos y desamparados.

De vuelta a su casa en el pueblo de Vinuesa (Soria), la pareja retoma su rutina. La luz se vuelve más cálida y los espacios, reconocibles para Antonio y Felisa. Allí está ese despertador regalado por el banco que no saben cómo apagar o la carta certificada que quizás sea la amenaza para ingresar en una residencia de ancianos, idea que aterroriza a la pobre anciana, quien dice que prefiere morir entre sus cosas. Si en el centro sanitario la cámara estaba fija, construyendo cuadros estáticos (esporádicamente interrumpidos por los planos en picado de Antonio tumbado en su cama, con la cámara colocada sobre su cabeza mientras narra sus recuerdos más queridos), ahora Paralluelo realiza travellings que nos van llevando de una habitación a otra, ilustrando el nexo imborrable que une a esta pareja, con una comunicación tal que hasta consigue saltarse el hándicap de la sordera del hombre. Como en el cine de Terence Davies, el contraluz que busca incansable la Red Epic usada en este documental les desnuda de todo artificio.

Paralluelo nos ofrece así un duro pero auténtico retrato de lo que supone ser un anciano. Y lo hace con el respeto, la ternura y admiración por ese amor que sobrevive intacto al paso del tiempo, algo que no logran sus cuerpos, que se mueven lentamente delante del objetivo. Esa ralentización física afecta también al ritmo de la película, que puede resultar cansina para el espectador poco acostumbrado al cine de Ozu, gran maestro confeso de este director.

No todo es vigilia es una coproducción hispano-colombiana entre Janus Films, Televisión de Aragón, Televisión Española y El dedo en el ojo, compañíaque se encarga también de sus ventas internacionales.

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