02/06/2015 - El segundo trabajo, violento e intenso, de Philipp Leinemann, compite por el Trofeo Transilvania

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ficha de la película], que se abre con una cita de Goethe, "Terrible es la última mirada de la inocencia dañada", no es la típica película de festival. Presentada en competición en el Festival internacional de cine de Transilvania (29 de mayo – 7 de junio), la violenta y cruda cinta noir de Philipp Leinemann es un complejo drama de acción sobre polis y cacos que atrapará a los espectadores en un mundo gris en el que tanto los pequeños errores como la corrupción tendrán serias consecuencias. 

En una ciudad no identificada, una división del SEK, el equivalente alemán al GEO, se prepara para irrumpir en el apartamento de un traficante de drogas. La presión pesa de manera casi insoportable ya que todos los hombres al mando de Kevin (Ronald Zehrfeld) y de Mendes (Misel Maticevic) saben que el más mínimo error constituirá una razón más para que los altos mandos de la policía recorten gastos y reduzcan el número de las divisiones SEK. La misión se tuerce y un policía recibe un disparo, pero esta introducción cargada de adrenalina es solo el principio de una historia elaborada y compleja con decenas de personajes: policías, gángsters y tipos turbios con intereses en ambos grupos.

Lo más llamativo del guión escrito por el propio Leinemann es que ofrece mucho más que el clásico contraste entre dos categorías de personajes opuestos. Hay personajes en Cuando éramos reyes que transmiten la sensación neta de que nadie, y mucho menos los inocentes, está a salvo de la firme garra del crimen. Una de estas personas es el joven Nasim (Mohammed Issa), el hijo de 13 años de un tendero inmigrante, que desea con todas sus fuerzas formar parte de un grupo de "malotes" liderado por Thorsten (Tilman Strauss). Otro de ellos es el mejor amigo de Thorsten, Ioannis (Oliver Konietzny), que se encontrará en medio de una implacable lucha entre polis malos, polis buenos y bandas rivales.

El guión de Leinemann también muestra de manera convincente lo fácil que resulta tomar una mala decisión e intentar después arreglarlo con otra mala decisión y así sucesivamente hasta encontrarse en un punto de no retorno, cuando la lealtad a los compañeros implica hacer de juez y jurado. 

Con este tesoro lleno de ricos personajes, la película reclamará la atención completa del espectador, pero ésta no quedará sin recompensa, ya que el guionista y director ha logrado crear una absorbente y violenta sinfonía de crimen de la que nadie sale indemne. Gracias a la labor del director de fotografía Christian Stangassinger y de los montadores Max Fey y Jochen Retter los eventos mostrados en la gran pantalla quedan siempre claros, por muy ambiguas que sean las intenciones de los protagonistas.

Cuando éramos reyes, ganadora del premio a la mejor fotografía en los Bavarian Film Awards de este año, se enfrenta a algunos títulos de peso en la competición del TIFF. Pero aunque La lección [+lee también:
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(Traducción del inglés)