11/09/2015 - VENECIA 2015: La israelí Hadar Morag cuenta en su primer largometraje una historia compleja acerca de la necesidad de hacerse cargo de los propios actos

Con un reparto de actores aficionados, la directora israelí Hadar Morag aborda en su primer largometraje, Why Hast Thou Forsaken Me [+lee también:
tráiler
entrevista: Hadar Morag
ficha de la película],las consecuencias de ser de carne y hueso a través de la historia de un joven palestino llamado Muhammad. Muhammad, un tipo en muchos sentidos peculiar, recorre las calles de Tel Aviv en su bicicleta BMX cuando parece encontrar algo que andaba buscando en un afilador de cuchillos llamado Gurevich. Al igual que Muhammad, Gurevich es un hombre inquieto y, en cierto modo, atormentado. Su trabajo lo lleva en moto por lugares tan poco similares como un matadero o un restaurante de lujo para afilar sus cuchillos. Muhammad empieza a seguirlo, fascinado por esta especie de espíritu libre. Una vez que ha entrado en el mundillo de la profesión de Gurevich, descubre un secreto sobre éste, uno de esos secretos que él también ha estado escondiendo. Cuando uno se rinde ante el cuerpo, el otro dibuja una línea a fuego en la misma carne. Tras su corto Silence, proyectado en la sección Cinéfondation de Cannes en 2008, este su primer largometraje, coproducido entre la israelí Cassis Films y la francesa EZ Films, compite en la sección Orizzonti del 72º festival internacional de cine de Venecia y figura en la selección de películas accesibles en la Sala Web.

Morag fija varias referencias religiosas a lo largo de Why Hast Thou Forsaken Me,empezando por el título y la cita con la que abre la película: “Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno”. Mientras se muestran imágenes de detalles del cuerpo, este párrafo del Nuevo Testamento (leído con frecuencia como una referencia a la masturbación) permanece en la cabeza del espectador, manteniendo cierta atmósfera de desasosiego. Una de las primeras imágenes muestra primeros planos de las manos de Muhammad mientras trabaja en la panadería. Acompaña la escena el repiqueteo ensordecedor de la maquinaria. Las imágenes de las manos haciendo cosas es crucial en la historia, no sólo por ver más tarde a Muhammad masturbándose sino también por la reiteración de planos cerrados de las manos de Gurevich y Muhammad afilando cuchillos. La incomodidad se mantiene a lo largo del metraje y se intensifica con un paisaje sonoro que rompen a menudo las máquinas retumbando con aspereza, como, por ejemplo, los sonidos recurrentes y flotantes de la máquina de afilar cuchillos acercándose a un espacio.

Hablar de Why Hast Thou Forsaken Me es hablar de su imaginario, sobre todo del retrato de la corporalidad y del trabajo físico. La cinta, que apenas contiene diálogos, da cuenta de la relación especial que se va estableciendo entre Muhammad y Gurevich. Éste último parece convertirse en una especie de modelo a seguir para Muhammad, como puede deducirse de una escena en la que vemos a ambos fumando un cigarrillo en un descanso: Muhammad juega a copiar cada movimiento de Gurevich. Sin embargo, llega el momento en que Muhammad asume que es quien lleva la batuta de las acciones y decide tomar las riendas de sus actos y de su cuerpo. Why Hast Thou Forsaken Me se muestra en ocasiones mística y enigmática, por lo que no resulta ligera ni fácil. No en vano, el director estudió teología y filosofía antes de darse al cine.

(Traducción del inglés)