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PELÍCULAS Francia

Ce sentiment de l'été: "Take the Tube to the Park"

por 

- Mikhaël Hers regresa de Memory Lane con un segundo largometraje existencialista, atmosférico, delicado y sensible

Ce sentiment de l'été: "Take the Tube to the Park"
Anders Danielsen Lie en Ce sentiment de l'été

Ahora que hay tantos jóvenes cineastas que tratan a toda costa, con más o menos éxito y talento, de electrizar a su público, de llamar su atención con escenas impactantes, a sorprenderlo con contrapiés narrativos, relatos atípicos y géneros mezclados en clave posmoderna, el arte de la sencillez de la sugerencia cinematográfica y de la restitución de las infinitesimales variaciones de la “banal” existencia humana tiende a quedar menospreciado. Y quienes alzan la voz periódicamente para denunciar la tendencia naturalista, afectada y sumergida en “intrigas psicológico-sentimentales" del cine francés (recriminaciones que no siempre están carentes de fundamento) corren el riesgo de no apreciar tampoco especialmente Ce sentiment de l'été [+lee también:
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entrevista: Mikhaël Hers
ficha de la película
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, de Mikhaël Hers: una obra atmosférica, delicada y sensible que tiene el don de sacar a colación los temas más graves sin caer en el melodrama y revirtiendo su acercamiento amable de la realidad mediante artificios de guion. Una búsqueda de la verdad existencialista cuyo vínculo aparece simbolizado de forma ideal por la presencia en el cartel del noruego Anders Danielsen Lie, protagonista de Oslo, 31 de agosto [+lee también:
crítica
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entrevista: Joachim Trier
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, de Joachim Trier, un director primo hermano en alma de Mikhaël Hers, por mucho que el estilo más suave y lento del francés lo diferencie.

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A partir del inesperado fallecimiento de una joven (al cabo de una fantástica secuencia de apertura sin diálogo, hecha a base de deambulaciones), Ce sentiment de l'été se sumerge pacientemente en las repercusiones del deceso en sus allegados: su compañero, su hermana (Judith Chemla), sus padres (Marie Rivière y Féodor Atkine) y el círculo de amigos más cercanos: un proceso de duelo en tres tiempos, tres veranos sucesivos, y tres lugares (Berlín, París con un pequeño desvío a Annecy y New York), pautados por encuentros en que los gestos y las inflexiones de la voz revelarán mucho más sobre el estado interior de los personajes que lo que estos mismos se permiten decir. Se trata de la vida, de aceptar el destino común frente a la muerte, de la necesidad de seguir adelante mal que nos pese, del paso por el tamiz de la tristeza antes de renacer, del poder del tiempo... Un enorme campo conceptual es el que aborda Mikhaël Hers con una ligereza saludable y una fluidez visual que demuestra talento y arropa y alimenta con naturaleza, haciendo que la película respire con el aire de los parques metropolitanos, las montañas que rodean el lago de una Annecy sobrevolada por parapentes y los tejados de Nueva York. Aunque a veces no juega a su favor la decisión de no presionar mucho con la intriga en pro del funcionamiento imperceptible y evanescente de las escenas, Ce sentiment de l'été hace en su conjunto honor a sus ambiciones cinematográficas. Su finura indudablemente creará vínculos naturales con su público gracias a sus ecos y a la aguda conciencia del terreno común que comparte toda existencia: unas cualidades cuyo desarrollo a lo largo de la carrera del cineasta seguiremos con pasión.

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(Traducción del francés)

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