20/04/2016 - Tras su estreno en Berlín, el documental de Mantas Kvedaravicius está ganando notoriedad en el circuito de festivales; actualmente, se proyecta en el Visions du Réel

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entrevista: Mantas Kvedaravicius
ficha de la película] (el título alude al nombre griego de la ciudad), que se proyecta actualmente en el Festival Visions du Réel en Nyon, en el que unos conductores de tranvía hablan sobre el horario de trabajo que tendrán al día siguiente. "No os preocupéis; habrá un segundo turno," deciden. "Han prometido no bombardear." Para los ciudadanos de Mariúpol, el poder destructivo de una bomba reside en su habilidad para afectar a los horarios, más que en su potencial para reducir un edificio a escombros. 

La ciudad ucraniana de Mariúpol se sitúa a unos kilómetros del territorio disputado de Donetsk, y la amenaza constante de conflicto entre separatistas prorrusos y nacionalistas ucranianos pende sobre la ciudad. Pero en este documental, el director lituano Mantas Kvedaravicius (cuya película Barzakhlogró bastante éxito en el circuito de festivales) no se centra en las personas que están dispuestas a "librar la buena batalla". El cineasta, en cambio, filma a aquellos habitantes de la ciudad para los que la vida sigue su curso. La gente practica para un concierto, va al trabajo. Una persona es juzgada por pescar con una red ilegal hecha de telaraña. El barniz de la realidad permanece fulgente, incluso en las circunstancias menos halagüeñas.

Kvedaravicius muestra personas que, frente a lo que pueda pasar, en parte niegan y en parte se rearfirman en su estoicismo. Esta contradicción entre acontecimientos que cambian la vida y el lado anodino de la existencia supone un toque de humanidad que contrasta acusadamente con el modo en que se presentan estos conflictos en los medios. Esto no significa que Kvedaravicius ignore por completo el frente y el lado político de la situación: hay escenas en las que vemos las tensas celebraciones del Día de la Victoria, con gente que discute airadamente sobre política mientras las tropas se preparan para la batalla. Pero incluso entonces, los soldados comen o usan neveras para construir barricadas. Lo doméstico resplandece hasta en el frente de guerra. 

Sobria y sugerente, la película va a ser sin duda un gran éxito en el circuito de festivales, gracias a una temática muy oportuna y al hábil tratamiento de Kvedaravicius.

(Traducción del inglés)