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CANNES 2016 Quincena de los Realizadores

Les Vies de Thérèse: ser hasta el final

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- CANNES 2016: La gran figura del feminismo Thérèse Clerc, ya filmada anteriormente por Sébastien Lifshitz, pide al cineasta que capture con su cámara los últimos días de su vida

Les Vies de Thérèse: ser hasta el final

El documental dura 55 minutos y se desarrolla en un ambiente muy familiar, pero no es una película menor la que propone Sébastien Lifshitz en Les Vies de Thérèse [+lee también:
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, que ha sido presentada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. Si la grandeza de una obra se midiera en lágrimas, podríamos decir que es una película inmensa, humilde ante la belleza de la vida, pero habitada por una voluntad de hierro, la de la protagonista, la militante feminista Thérèse Clerc, que ya fue filmada por Lifshitz en el documental Les Invisibles [+lee también:
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. Sabiéndose irrevocablemente enferma y condenada a asistir al empeoramiento de su salud, ella misma pidió al director que capturara este momento importante de la vida, que no es otro que su final.

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Lo que comprendemos rápido, a través de la manera en la que ella describe, a medida que las va descubriendo, las etapas de su deterioro, es que para esta anciana con un pasado lleno de vivencias, esta última aventura es otra forma de mantenerse dueña de su existencia, y el placer con el que realiza este gesto político, el último de una larga serie, se refleja en la vitalidad de la mirada azul que ilumina apaciblemente su hermoso rostro lleno de arrugas. Así, Thérèse, como la llaman en vez de "mamá" los cuatro niños que le dejó su matrimonio de chica católica decente, antes de su despertar feminista en 1968 y su divorcio (primer paso de una liberación emplazada bajo el signo de la plenitud más que del combate, en el sentido estricto del término), logra hasta el final elegir su vida, o sus vidas, como sugieren sus queridos hijos e hijas, reunidos por el cineasta en torno a una mesa, y que insisten en que, dependiendo de su edad, de si conocieron a su madre cuando era esposa o cuando era mujer divorciada independiente, no todos han tenido "la misma madre". Esta determinación existencial vuelve a manifestarse en el deseo que Thérèse formula ante el médico de saber "a qué tendrá que enfrentarse", para tomar sus últimas decisiones con conocimiento de causa y "encarar" las circunstancias, en lugar de dejarse condicionar por ellas, si bien las acepta y no intenta resistirse a la proximidad de la muerte.

Ya durante sus años de activismo, su compromiso tomaba menos la forma de un combate o de una resistencia que la de un impulso o una apertura (en particular, sexual), de suerte que nunca abrazaba ciegamente las causas en las que creía (como el movimiento de las "comunas", en el que ella percibía también los aspectos que no le convenían). Dicho de otro modo, Thérèse nunca se ha plegado a ningún dogmatismo, sino que ha redefinido a cada momento sus decisiones con toda integridad, según sus propios valores —el amor, la vida... — de manera que, si ella ha tenido por lo menos dos vidas, antes y después de su divorcio, siempre ha habido una sola Thérèse, la que elige en esta película compartir todos los recuerdos que coexisten en su memoria, aprovechar el tiempo con la gente que ama para "ser feliz hasta el final", y ponerse ante la afectuosa cámara de Lifshitz para que, incluso después de su marcha, hablemos de ella en presente.

Las ventas internacionales del film están a cargo de Doc & Films International.

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(Traducción del francés)

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