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TRANSILVANIA 2016 Competición

Fado: el maremoto (y los celos)

por 

- El director alemán Jonas Rothlaender firma una angustiosa historia de una pareja ahogada en una obsesión, transmitida de forma cruda al espectador

Fado: el maremoto (y los celos)
Luise Heyer y Golo Euler en Fado

En 1755, Lisboa fue víctima de uno de los mayores seísmos de la historia reciente europea. La capital portuguesa fue destruida, incendiada y asolada por un maremoto, durante lo que perecieron entre 60.000 y 100.000 personas. Personas que, inmersas en su día a día, ignoraban que tal ola de desastres se les venía encima. Siglos más tarde, en la actualidad, un joven médico alemán, Fabian, sin embargo, sí sabe que algo se cierne sobre él cuando se muda a Lisboa para intentar recuperar a su ex pareja, Doro. Algo que se nos presenta en Fado [+lee también:
tráiler
entrevista: Jonas Rothlaender
ficha de la película
]
, el primer largometraje de ficción del director alemán Jonas Rothlaender (en competición en el 15° Festival Internacional de Cine de Transilvania), de manera inmediata. Fabian se encuentra con un grabado de la catástrofe en un mercado de la Alfama, y un sonido ensordecedor se apodera de su mente, y de la del espectador. Algo que se cierne sobre él, que seguramente no es más que… él mismo.

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El calamitoso acontecimiento histórico le sirve a Rothlaender no como punto de partida de la historia de Fabian y Doro, sino como ajuste del tono de la película; un tono extrañado, en permanente tensión. Fado es una película bajo una espada de Damocles. La pareja (interpretada por Luise Heyer y Golo Euler) intenta recuperar su vida juntos después de que ella, arquitecta, se mudara a Lisboa y él, médico, permaneciera en Berlín. El asombroso parecido de una de sus pacientes con su ex pareja lo hace plantarse en la capital lusa, en busca de lo que se perdió, muy probablemente, a causa de ese monstruo silente que se despierta durante la cinta: los aberrantes celos de Fabian. Doro parece haber empezado una nueva vida con amigos portugueses, entre ellos Francisco (Albano Jerónimo), con quien Fabian piensa que tiene una aventura. El maremoto comienza.

Rothlaender nos muestra las inseguridades de Fabian con un pulso crudo, estableciendo un juego directo con el espectador, mostrándole directamente lo que el inseguro novio crea en su propia mente, sin permitirle diferenciar entre imaginación y realidad. De hecho, es precisamente esta elección estilística la que permite a Fado distanciarse del acercamiento telefilmero que siempre planea sobre una historia como esta. Los logros de Rothlaender radican así en el retrato radical de una obsesión enfermiza que, aunque basado en el golpe de efecto, adquiere una interesante dimensión cuando se enfrenta con la paranoia general del personaje simbolizada con las imágenes de un maremoto intercaladas en la historia que avecinan un fatídico desenlace. Por ello, no es casualidad su título aluda al género musical luso por excelencia, el que tiene su principal foco temático en el fatalismo del destino.

La cinta ha sido coproducida entre Alemania (Stick Up Filmproduktion y Atara Film) y Portugal (Primeira Idade) y cuenta con agente de ventas internacionales (la francesa Wide Management) desde su estreno internacional en el Festival de Róterdam.

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