05/08/2016 - LOCARNO 2016: El director suizo-británico Jacob Berger presenta fuera de competición una película adaptada de la novela homónima del helvético Jacques Chessex

Presentada en estreno mundial fuera de la competición, Un juif pour l'exemple [+lee también:
tráiler
ficha de la película], de Jacob Berger, lleva al público del Festival de Locarno atrás en el tiempo, a un momento más oscuro que la propia noche, ese en el que dominaba todo el régimen nazi.

Aunque Suiza ha gozado desde siempre de un estatus neutral, las tinieblas del nazismo se asomaron inevitablemente en su bucólico territorio. Y es así como, fiel a los recuerdos de su infancia, el escritor Jacques Chessex nos habla de un episodio atroz, por no decir bestial, del que fue testigo. Estamos en el 1942, Europa está en guerra, una guerra terrible y deshonesta que hace temblar también los confines de la confederación suiza. En Payerne, risueña ciudad de la campiña famosa por su pastoreo, la insatisfacción comienza a insinuarse por todas partes, instigando la fantasía perversa de los que vivían el régimen nazi como una posible vía de escape de una crisis de proporciones gigantescas. La rabia y la frustración crecen como un tumor maligno que hace titubear las certezas de quien se creía seguro, impulsándolo a encontrar un chivo expiatorio sobre el que descargar la propia desilusión. Un pequeño grupo capitaneado por el dueño de un taller Fernand Ischi, una especie de supuesto führer, decide pasar a la acción eliminando a quien parecía a sus ojos el motivo de todos los males: el comerciante de ganado judío Arthur Bloch (interpretado por un magnífico Bruno Ganz). Una ejecución ejemplar, cobarde y terriblemente anecdótica que resume el absurdo de toda una época.

La potencia de la película reside en el paralelismo que Jacob Berger construye entre pasado y presente. Como si quisiese poner bajo el foco las peligrosas similitudes entre la locura del pasado y la rabiosa actualidad. Aunque los personajes permanecen anclados al periodo nazi (tanto sus ropas como sus rutinas reflejan una realidad pasada), el presente se insinúa en esta realidad a través de pequeños pero significativos detalles: los coches, los uniformes de los policías, las carreteras, que son claramente actuales. Este inesperado descartado temporal hace palpable una molestia de la que todos nos damos cuenta, sin tener el coraje de nombrarla. Entre los que fingen no ver y los que miran sin pensar en ello, la ley del silencio se convierte en una costumbre perversa que parece portarse de una generación a otra. Aunque ninguno (incluso ellos mismos) hubiera nunca esperado que la banda de Fernand Ischi pasase a la acción, el horror sin embargo explota, caliente y denso como la sangre de Artur Bloch, sacrificado sobre el altar de una lunática supremacía. Jacob Berger, que al final de su película muestra en la pantalla la muerte del propio Jacques Chessez, víctima de su personal “Yo acuso”, que obliga a mirar a la cara del lado grotesco y cruel de una situación alarmantemente actual. Más allá de la hipocresía y del discurso preconfeccionado que nos rodea, Jacob Berger se atreve a establecer enlaces pertinentes que se valen de la fuerza de las imágenes que los componen. La historia que nos cuenta es tan simple como espantosa, una reprimenda necesaria que nos obliga a reflexionar.

Un juif pour l'exemple está producida y distribuida por la suiza Vega Film y coproducida por RTS y SRG SSR.

(Traducción del italiano)