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GIJÓN 2016

Migas de pan: clamando justicia

por 

- Esta coproducción entre España y Uruguay, dirigida por Manane Rodríguez y que compite en el Festival de Gijón, saca por fin a la luz oscuros sucesos acaecidos en aquel país sudamericano

Migas de pan: clamando justicia

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es una película valiente, como su protagonista, encarnada (al modo Julieta [+lee también:
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) por Cecilia Roth (la Liliana madura) y Justina Bustos (la misma joven, impulsiva e idealista). Dirigida por la cineasta uruguaya afincada en España Manane Rodríguez (Los pasos perdidos), es una coproducción entre ambos países y participa en la sección oficial del 54º Festival Internacional de Cine de Gijón destapando horribles acontecimientos sucedidos en los años setenta-ochenta en aquel pequeño país del Sur de América.

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Rodríguez, siguiendo las pautas de un guión escrito junto a Xavier Bermúdez (León y Olvido), también productor del film, no escatima imágenes y secuencias crudas para mostrar algo que su pueblo parece no querer mirar de frente. Con un estilo narrativo cercano al documental, con la temblorosa cámara en mano y la recreación en decorados de escenarios carcelarios viajamos, a través de un gran flash-back que abarca la mayor parte del metraje del film, a ese pasado tenebroso, no tan lejano, de Uruguay.

Liliana, la protagonista, no es una mujer cohibida, ni pusilánime, ni falsa. Mientras en una ceremonia religiosa comulga hasta el último asistente, ella rechaza la eucaristía que le ofrece el cura: su carácter indomable y alérgico a convencionalismos sociales queda patente en esa primera escena del film. Luego la veremos disfrutando de una velada con sus amigas, que como ella sufrieron en carne propia los abusos físicos y sexuales del totalitarismo político. Ahí ella se muestra libre, risueña y cómplice con sus almas gemelas.

A pesar del tiempo y la distancia, Liliana sigue sin encajar en su tierra natal, que aún no ha limpiado su pasado. Rodríguez, en este sentido homenaje cinematográfico, da voz a las víctimas nunca escuchadas para que el futuro esté limpio de cadáveres bajo la alfombra. Ese porvenir está representado por la nieta de la protagonista, una niña que tiene el derecho a conocer qué ha sucedido en su familia y en su entorno, para que crezca en libertad y evite que se repitan tropelías como las que sufrió su abuela.

Es ahí, en ese deseo del personaje de Liliana por desvelar su descenso a los infiernos, donde se inicia el regreso al pasado (y el relevo de actrices) y el espectador contemplará al detalle el proceso de detención, encarcelamiento y vejación al que fue sometida por el régimen dictatorial que entonces tiranizaba aquella nación. Pero tan espantoso fue el gobierno y sus súbditos con sus métodos que pisoteaban los derechos humanos, como las familias que callaban y con su silencio se convertían en cómplices de la barbarie: la secuencia del diálogo de la protagonista con su madre, tras salir de prisión, es terrorífica.

Migas de pan (el título tiene reminiscencias del cuento de Pulgarcito), que llega a las carteleras españolas el 7 de diciembre tras obtener una excelente acogida en su estreno en Uruguay, es una coproducción entre RCI Producciones y Xamalú Filmes, que también la distribuye. Su agente de ventas es Media Luna New Films.

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