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CANNES 2017 Quincena de los Realizadores

Un sol interior: una exquisita broma sobre el tormento del deseo amoroso

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- CANNES 2017: Claire Denis regresa con una película verdaderamente deliciosa, haciendo gala de una inteligencia “teórica” y emocional tan sabrosa como universalmente conmovedora

Un sol interior: una exquisita broma sobre el tormento del deseo amoroso
Juliette Binoche en Un sol interior

Si el ensayo de Roland Barthes Fragmentos de un discurso amoroso ya era delicioso, no es menos maravillosa su puesta en escena a cargo de Claire Denis en Un sol interior [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, película de apertura de la 49ª Quincena de los Realizadores del 70º festival de Cannes, desde un guion coescrito con Christine Angot. En ella podemos hallar los triunfos de la obra original gracias a la precisión magistral, sin dejar por ello de ser sensible, de la cineasta; primero, por lo sencillo del enfoque del estado amoroso y de sus tropos, en todo su desorden y en toda su conmovedora estupidez; después, por la manera en que no olvida divertirse de la dimensión tópica y de la inconsistencia (a pesar de sus grandes aires trágicos) de los arrebatos diversos y variados que lo caracterizan.

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En Un sol interior, la enamorada es Juliette Binoche, maravillosa en un papel que le viene como anillo al dedo. Isabelle es una artista cincuentenaria separada del padre de su hija que sufre terriblemente de una soledad creciente, fruto de una sucesión de fracasos en sus mediocres aventuras. La actriz consigue, en efecto, encarnar a esta mujer con una vulnerabilidad que emociona, sin perder de vista la dimensión un tanto ridícula de su peculiar coreografía, con su serie caprichosa de altibajos.

Los movimientos emocionales que hacen que se tambalee una Isabelle que llora, se excusa y agradece sin parar, tienen lugar realmente con objetos incomprensibles, a saber, un montón de pobres desgraciados, por decir así: el banquero casado despreciable (Xavier Beauvois), el actor torturado (Nicolas Duvauchelle), el vecino que insiste en invitarla a champán, el falso amigo que arruina la única relación mínimamente hermosa que tenía... A decir verdad, no puede ser que nuestra heroína languidezca a causa de estos hombres que cree amar. ¿Cómo puede ser? Sin embargo, algo indefinido, formulado vagamente, de manera incompleta, y, a la postre, un tanto banal (el otro nombre de lo que es universal) reside en el humor contra sí misma y, por tanto, tranquilizador de la película. Los hombres vienen y van, eso es innegable, pero lo más gracioso, a fin de cuentas, son las figuras familiares que se suceden entre sí, esos topoi un poco vacíos que afectan de esa manera a Isabelle y al resto de enamorados de la película, que no ven lo plano de las fórmulas huecas con las que se dan de bruces una y otra vez: el "no entiendo/por qué yo», el «esto no es una relación», la angustia del alejamiento repentino de los cuerpos, el miedo de no volver a desear, el «por qué hace o deja de hacer esto o lo otro"...

Lo fascinante de la película es que encontramos claramente el sello de Claire Denis, esa manera tan especial que tiene de retratar y despertar, a flor de piel, la concupiscencia (lo que Roland Barthes llama en su ensayo "estimular" más que describir, puesto que trata de dar cuenta de los movimientos desde su impulso). Lo que pasa es que esta vez se trata de una "concupiscencia" del corazón. Y el matrimonio de miradas entre el ensayista y la cineasta arroja, como vimos, un sentido del humor tan refinado como guasón, bastante insólito en la filmografía Claire Denis, que encuentra su punto culminante en la escena de videncia con el péndulo de plomo, cuando Gérard Depardieu (recién abandonado por Valeria Bruni Tedeschi) alinea con una convicción inenarrable los dichos populares más grotescos, seguidos de toda una serie de banalidades a bocajarro para encender la linterna sentimental de una Isabelle tan perdida que parece llegar a comprender algoen este galimatías, ofreciendo así una conclusión formidable a esta película inteligente, divertida y cercana.

Un sol interior es una producción de Curiosa Films que distribuirá en Francia Ad Vitam. Su agente de ventas internacionales es Films Distribution.

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(Traducción del francés)

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