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TORONTO 2017 Wavelengths

Le Fort des fous: una historia de violencia

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- TORONTO 2017: La directora argelina Narimane Mari compone un ensayo sociopolítico sobre el despliegue de la violencia desde el colonialismo eurocéntrico hasta la crisis económica contemporánea

Le Fort des fous: una historia de violencia

“La paz es sólo para aquél que se siente seguro”, exclama uno de los personajes en el nuevo y perturbador ensayo político que ha dirigido la cineasta argelina Narimane Mari. Como ya ocurría hace un mes en el Festival de Locarno durante su estreno, esta sentencia (como tantas otras con mensajes belicistas, exhibidas mediante intertítulos) removían la conciencia pacifista del público del Festival de Toronto que asistió a la premiere norteamericana de la película. A pesar de su tono polémico, Le Fort des fous [+lee también:
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no intenta agredir emocionalmente al espectador, sino invitarle a reflexionar sobre los ciclos de violencia que se han repetido (y siguen repitiéndose) desde los anales de la Historia.

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Según Narimane Mari la memoria es una participación activa y colectiva. Su uso no sólo implica la acción de recordar, sino dar nuevas formas a los eventos transcurridos. Por ese motivo, en la primera parte del film la directora propone una suerte de reapropiación y representación contemporánea de un periodo concreto en la Historia de la violencia: el colonialismo del Norte de África en manos de los franceses. Pues, en palabras de Mari, la reapropiación de la Historia reactiva la memoria. Así, el primer tercio del largometraje –filmado con la misma magia y antirrealismo que definieron el estilo de su excelente ópera prima Alubias rojas [+lee también:
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– está protagonizada por adolescentes argelinos que interpretan a los patrióticos cadetes franceses. Mari sacraliza y desacraliza dichas imágenes a su gusto. La cineasta combina la solemnidad de tableaux vivants donde soldados parecen figuras de Delacroix con otras escenas cómicas en las que bailarán o se harán selfies en la mansión de Charles de Gaulle en Argelia.

La segunda y tercera parte de Le Fort des fous nos llevan de vuelta al tiempo presente, concretamente hacia una Grecia tumultuosa que en 2017 no ha logrado recuperarse de la crisis económica. En el segundo capítulo de esta sátira sociopolítica conoceremos a los guardianes nómadas de una sociedad utópica, alojados en la paradisíaca isla de Kythira. Sin embargo, este colectivo no existe fuera de la obra de Mari. Se trata de otro juego de espejos más sobre la reapropiación de la memoria (en este caso del presente inmediato) que nos impide distinguir la ficción de la realidad documental. Finalmente, el film se reserva su discurso más militarista para el final. El antihéroe del epílogo de Le Fort des fous es un activista griego que nos anima a tomar las armas para terminar con la crisis.   

Le Fort des fous ha sido producida por Allers Retours Films (Argelia), Centrale électrique (Francia), Blonde Audiovisual Productions (Grecia), Joon film (Alemania) y Xenia Film (Francia).

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