13/09/2017 - TORONTO 2017: En su último trabajo, Mohamed Al-Daradji no hace una nueva denuncia del terrorismo, sino que explora los motivos que llevan a una mujer a recorrer ese camino

En 2006, el cineasta iraquí Mohamed Al-Daradji atrajo la atención internacional con su ópera prima, Ahlaam. Cuatro años más tarde, su segunda cinta de ficción, Son of Babylon [+lee también:
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ficha de la película] (2010), fue galardonada en Berlín, Edimburgo, Karlovy Vary y Tallin. Su último trabajo, The Journey [+lee también:
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entrevista: Mohamed Al-Daradji
ficha de la película], se ha estrenado mundialmente en la sección Contemporary World Cinema del 42º Festival Internacional de Cine de Toronto.

El 30 de diciembre de 2006, primer día del Eid al-Adha —la Celebración del Sacrificio, una de las más sagradas festividades musulmanas—, Bagdad festeja la reapertura de su estación de tren. Sara (Zahraa Ghandour) entra en la estación con la intención de perpetrar un atentado suicida. Parece vacilar ante la perspectiva de detonar la bomba, pero está determinada a llegar hasta el final. Un encuentro incómodo con Salam (Ameer Jabarah), un vendedor extremadamente locuaz que trata de seducirla, frustrará sus planes. Tras una serie de acontecimientos, Salam acaba como rehén de Sara, e intenta disuadirla de que siga adelante. Pero ¿está Sara dispuesta a escucharle?

La historia de The Journey, que Al-Daradji coescribió con su coproductora habitual, Isabelle Stead, se ambienta íntegramente en la estación de tren de Bagdad. Utilizando únicamente este espacio limitado, el director logra incorporar todos los aspectos que componían la sociedad iraquí en aquel momento de inflexión, desde creyentes devotos hasta modernos, desde granujas de poca monta y hombres de negocios hasta niños pobres, desde músicos y ciudadanos aterrorizados hasta austeros soldados estadounidenses. Esta síntesis social también se refleja en los dos protagonistas. Salam es un oportunista que se beneficia de la miseria de sus compatriotas, pero por lo demás es inofensivo y tan solo intenta sobrevivir. Del otro lado, Sara es una creyente; no quiere traicionar su religión o sus ideales por nada en el mundo, y está dispuesta a "purificar" el espacio de la estación y hacer justicia. Esta extraña pareja demuestra el conflicto interno de una sociedad ya de por sí plagada de problemas y desgarrada. Al-Daradji aligera la tensión a través de pequeñas viñetas que salpican la historia principal, manteniendo siempre un tono serio.

Una terrorista suicida adolescente se entregó a la policía minutos antes de la explosión. Como castigo, tuvo que desfilar desnuda y sufrir la humillación pública. Este impactante hecho real inspiró a Al-Daradji para hacer esta película. A través de la historia de Sara, el realizador quiere explorar la perspectiva femenina de estos actos extremos. Ella es una heroína silenciosa y dedicada que no tiene nada que perder, un sujeto casi invisible del que nadie sospecha, a quien nadie preguntaría sus intenciones. Sara está nerviosa, pero mantiene su paz interior, y el cineasta pinta un retrato bastante inquietante de una terrorista que difícilmente se podría leer desde un único punto de vista. The Journey no se centra en criticar los actos de terrorismo, pues prioriza el bosquejo de la personalidad de una mujer que decide sacrificar su vida siguiendo ese camino. El film trata, en definitiva, de esclarecer los motivos de sus decisiones.

The Journey es una coproducción iraquí, británica, francesa, catarí y holandesa de Mohamed Al-Daradji (Iraqi Independent Film Centre) y Isabelle Stead (Human Film), junto con Lionceau Films y con el apoyo de la Ayuda a los Cines del Mundo del CNC, el Instituto de Cine de Doha, AFAC y el Fondo Cinematográfico de los Países Bajos. La compañía berlinesa Picture Tree International se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)