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BERLINALE 2018 Panorama

Crítica: La terra dell’abbastanza

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- BERLÍN 2018: Damiano y Fabio D’Innocenzo hacen su debut con una película tan oscura y dura como un filme negro, en donde exploran la educación criminal y la amistad de dos jóvenes

Crítica: La terra dell’abbastanza
Andrea Carpenzano y Matteo Olivetti en La terra dell’abbastanza

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, el interesante debut cinematográfico del nuevo dúo romano de hermanos directores: los gemelos Damiano y Fabio D’Innocenzo, de 29 años. Con alabanzas en la sección Panorama del Festival de Berlín, esta película es tan oscura y dura como un filme negro y explora la educación criminal y la amistad de dos hombres jóvenes. En el cine italiano existe un subgénero específico que expone el alto riesgo que tienen aquellos que viven en los suburbios marginalizados de caer en el crimen, y esta película supone otro elemento más de esta lista. Este mismo tema, la caída casi accidental en el crimen, es lo que explora la película: dos tipos buenos, amigos desde la infancia, intentan debido a sus circunstancias salir adelante lo mejor que pueden, y aún a pesar de sus traumas, los dos jóvenes deben aprender a lidiar con su nueva situación. Finalmente, su única opción es apartarse de sus emociones para reprimir sus sentimientos de culpa y para soportar los niveles de miseria moral que los rodea.

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“Estamos del otro lado”, observa Manolo (Andrea Carpenzano, la estrella revelación de Tutto quello che vuoi [+lee también:
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), sin emoción, a su amigo Mirko (Matteo Olivetti). Por simples circunstancias, los jóvenes han entrado en un mundo de drogas, prostitución y ajustes de cuentas. Este mundo les provee de buen dinero, pero también los aliena de sus seres queridos y de la poca bondad que han acumulado hasta ahora en su vida.

Todo comienza en una tarde como cualquier otra. Los dos amigos estudian gestión hotelera en la universidad local mientras entregan pizzas para ganar algo de dinero. Los vemos comiendo paninis de achicoria en el coche, riendo con la boca llena mientras hablan sobre el futuro. Solo dos años más de escuela y “entonces encontraremos un buen trabajo”. Pero mientras conducen a casa sus vidas cambian para siempre: atropellan a un hombre y huyen aterrorizados. Conducen a la casa del padre de Manolo (Max Tortora hace el papel de su padre, su primera aparición en un rol dramático), quien, al estilo de una verdadera mente maestra del mal les recomienda actuar como si nada hubiera pasado. Y luego, varios días después, llega incluso a empujar a su propio hijo por el camino de la delincuencia cuando descubre que el hombre que los muchachos arrollaron era un miembro reformado de un grupo criminal local convertido en soplón, el cual se estaba escondiendo. El padre de Manolo insiste en el hecho de que el haber arrollado al soplón podría ganarles el favor de este grupo criminal, creyendo que los muchachos podrían convertir esta situación en una gran oportunidad. Manolo está muy confundido al comienzo pero termina siguiendo el consejo de su padre y trabajando para el jefe local (Luca Zingaretti), arrastrando también a Mirko hasta un infierno sin regreso.

Los hermanos D’Innocenzo, cineastas autodidactas (no han aprendido en escuelas de cine sino viendo muchas películas), que crecieron en Tor Bella Monaca, tienen mucho cuidado y evitan cualquier glorificación del crimen. Los asesinatos tienen lugar fuera de plano o detrás de algún cristal, y de la misma manera, las prostitutas carecen de rostro debido a que se las filma del cuello hacia abajo, en una toma desde la ventana del auto desde donde Mirko entrega condones y botellas de agua. Los hermanos se enfocan en los rostros de los protagonistas, en su agitación por la intensidad de su primer trabajo y en sus ojos a medida que estos pierden emoción. Como explicaron en Berlín “en esta película queríamos mostrar lo devastadoramente fácil que es ser insensibilizado gracias al crimen, en un mundo en el cual el mostrar dolor es sinónimo de mostrar debilidad, los dos amigos se obligarán a llegar hasta llegar al límite: ¿Qué tan lejos puede llegar una persona sin sentir nada?”. Inevitablemente, la falta de emoción de los jóvenes tiene consecuencias para sus padres (el papel de la madre de Mirko lo hace la asombrosa Milena Mancini, que anteriormente vimos en Il più grande sogno [+lee también:
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), los que reciben el impacto en la explosiva escena final que se queda con el espectador por un tiempo. Esta es una película visualmente atractiva, relevante y que cumple con su cometido (con fotografía cortesía de Paolo Carnera, cuyo trabajo ya disfrutamos en Suburra [+lee también:
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), y que marca otro prometedor debut para el cine de autor italiano. 

La terra dell’abbastanza fue producida por Pepito Produzioni y Rai Cinema. Sus ventas internacionales son responsabilidad del grupo alemán The Match Factory.

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(Traducción por Javier Campos)

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