12/09/2018 - VENECIA 2018: La joven Letizia Lamartire, la única directora italiana presente en el festival con un largometraje, ha presentado su cinta en la Semana Internacional de la Crítica

Letizia Lamartire, de treinta años de edad y procedente de Bari, diplomada en el Centro Experimental de Cinematografía, presentó su primer largometraje Saremo giovani e bellissimi [+lee también:
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entrevista: Letizia Lamartire
ficha de la película] en la Semana Internacional de la Crítica de Venecia 2018, siendo así la única directora italiana presente en el festival con un largometraje. La Semana Internacional de la Crítica la descubrió el año pasado, seleccionando su cortometraje Piccole italiane, protagonizado por una joven antifascista en la era de Mussolini. 

En el centro de Saremo giovani e bellissimi se encuentra una pareja artística de madre e hijo. Ella, Isabella (Barbora Bobulova), es una mujer de cuarenta años con un pasado exitoso gracias a una única canción de pop cuya gloria solo duró un verano, con una letra tan ridícula como premonitoria ("nos encontraremos hace veinte años en una fiesta oscura por una anestésica noche tipo nouvelle vague"), y aún vive a la sombra de esa débil popularidad. En las primeras secuencias, la cineasta juega con un montaje con el clip de los años noventa y la interpretación de la cantante hasta la actualidad en un local de Comacchio.  El hijo Bruno (Alessandro Piavani), a quien tuvo cuando tenía solo 18 años, la acompaña a la guitarra. Al final de la interpretación, ya pocas personas aplauden y el dueño del bar advierte al joven que ya no puede pagarles tres espectáculos a la semana. Es el cumpleaños de Bruno y madre e hijo se besan en la boca, revelando de inmediato una relación un poco malsana. Él mira a su madre bailando con ojos embelesados ​​que se oscurecen cuando un joven se le acerca a ella, y le susurra algo al oído. 

En resumen, una pareja invertida, a menudo vista en la pantalla, en la que el joven desempeña un papel parental y la madre vive en desorden, conquista jóvenes y no paga las facturas de la electricidad. Luego ella conoce a Umberto (Massimiliano Gallo), un ingeniero divorciado que quiere tomar lecciones de piano, y las cosas parecen tomar otro giro, al mismo tiempo que Bruno conoce a Arianna (Federica Sabatini), la joven y encantadora cantante y guitarrista del grupo que los reemplaza en el establecimiento.

A pesar de los inevitables clichés, el guión firmado por la cineasta con Marco Borromei, Anna Zagaglia y con la supervisión de Federica Pontremoli (Habemus  Papam [+lee también:
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entrevista: Nanni Moretti
ficha de la película]), fluye con bastante confianza al delinear con algunos matices esta relación edípica entre madre e hijo. La dirección es lúcida y tiene destellos de originalidad y la fotografía de Giuseppe Chessa juega con los tonos brillantes de rojo, azul y verde para crear una atmósfera pop. La música y las canciones originales de Matteo Buzzanca son de calidad y las actuaciones son reales y no fingidas (la cineasta,aparte del Centro Sperimentale di Cinematografía di Roma, también se graduó en el conservatorio y parece conocer el mundo de la música), lo que puede recordar a Nico, 1988 [+lee también:
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entrevista: Susanna Nicchiarelli
ficha de la película] de Susanna Nicchiarelli (ganadora de Orizzonti en Venecia el año pasado), en la que la danesa Trine Dyrholm interpretó a la musa de Velvet Underground cantando valientemente ella misma. La estupenda Barbora Bobulova no aspira al papel de la maldita roquera, que no le encaja, simplemente al de la ex estrella pop un poco desordenada.

Saremo giovani e bellissimi, producida por CSC Production con RAI Cinema con la contribución de MIBACT – Direzione Generale Cinema, está vendida a nivel internacional de la mano de de Rai Com. El 20 de septiembre se estrena en los cines italianos.

(Traducción del italiano por Lorena Zuleta)