02/11/2018 - La vencedora de la sección Opus Bonum de Ji.hlava aborda la vida en los márgenes de la sociedad estadounidense a través de personajes que viven en moteles

La producción belga Vacancy [+lee también:
tráiler
entrevista: Alexandra Kandy Longuet
ficha de la película], de la francesa Alexandra Kandy Longuet, que se ha hecho con el premio a mejor documental internacional en la sección Opus Bonum de Ji.hlava (leer la noticia), es una película sobre el lado triste y oscuro de la sociedad estadounidense, representado por personas cuyas vidas han quedado arruinadas por sus propias decisiones y por golpes de mala suerte, y que se ven forzadas a vivir en moteles de poca monta.

La película no identifica los lugares exactos, pero seguro que se ubican en el oeste del país: en la Texas rural o el interior de California. Este es un mundo de neones rotos con nombres como "Palace Inn" o "Villa Motel", depósitos de agua abandonados, vallas desvencijadas, tuberías y andamios oxidados, baños llenos de moho y carritos de supermercado, desechados cerca de una autopista que cruza un terreno seco, desértico.

Hay cinco personajes en la película, pero Longuet se centra sobre todo en tres protagonistas cuyos nombres no se mencionan, si no lo hacen ellos mismos.

La que más destaca entre ellos es Beverly, que perdió su casa y su marido por el juego y el crack, y todavía alquila un trastero para guardar todas las cosas de tiempos pasados y mejores. Longuet detiene su cámara sobre cada arruga, herida y cicatriz, así como sobre los espacios entre los dientes de la mujer, mientras esta habla con orgullo de su hijo Phoenix, que juega al fútbol americano en la universidad. Está preparándose para asistir a su graduación, a la que le llevará un regalo especial: un colaje de sus viejas fotos de familia. Después de eso, volverá a poner orden en su vida y "quitarse de encima el bicho de la adicción".

También conocemos a Manny, un tipo grande, tatuado y con la cabeza rapada; es su cumpleaños, está hablando por teléfono con su padre. Es un momento dulce en la dura vida de un hombre que fue motero, camello y extorsionista; en aquella época, le llamaban "Big Daddy", o "el Jefe". Parece estar trabajando en una gasolinera (buena suerte con la exposición en esta película), quiere renovar una casa que está completamente en ruinas y explica con todo lujo de detalles dónde hará sus enchiladas —enchiladas mexicanas, de las auténticas—.

El tercer protagonista importante, que quizás se llama Kevin, parece el menos maltratado por la vida, pues tiene una cara suave y ojos soñadores. Trabaja con equipo de sonido analógico y parece orgulloso de cómo suena "Georgy Porgy", de Toto, en sus nuevos altavoces; luego se va por las ramas y cuenta anécdotas sobre el Rat Pack y sus relaciones con la mafia de Las Vegas, o sobre los fantasmas que habitan el motel. Y ciertamente, cerca de allí hay un extraño cementerio con pequeñas cruces rotas y sin nombre.

Dedicando a estas personas su atención e involucrándose con ellas emocionalmente, Longuet evita hacer de su película otro documental morboso sobre la miseria de la white trash. En ocasiones, la realizadora incluye transiciones entre estos segmentos hiperrealistas (la cámara en mano se acerca con frecuencia a los rostros de los protagonistas, y los lugares que habitan se presentan en toda su sucia y oxidada gloria), con imágenes borrosas de alguien conduciendo por la autopista de noche, donde los neones brillan y se agitan, como filmados desde el punto de vista de un alucinado en pleno viaje. Estas escenas podrían salir de Miedo y asco en Las Vegas, de Terry Gilliam; pero viendo Vacancy, lo primero que viene a la mente es una frase de Twin Peaks: The Return, de David Lynch: "Este es un mundo de camioneros", aunque no veamos ninguno.

Vacancy es una producción de la compañía belga Eklektik Productions.

(Traducción del inglés)