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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Crítica: Deux fils

por 

- Félix Moati firma un primer largometraje fresco, en el límite entre la comedia y el drama, sobre un trío familiar que quiere restablecer sus vínculos

Crítica: Deux fils
Mathieu Capella, Benoît Poelvoorde y Vincent Lacoste en Deux fils

No es fácil encontrar el equilibrio entre la comedia y el drama cuando se cuenta una historia familiar, y menos si se trata de un primer largometraje. Un poco de pasividad podría sugerir banalidad; y si la pizca de comicidad está mal dosificada, el espejo devolverá un reflejo grotesco. Con Deux fils [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, proyectada en competición en el festival Premiers Plans de Angers dos semanas antes de su estreno en Francia, Félix Moati sortea con tacto estos dos escollos, moviéndose con naturalidad entre personajes propios del género para conseguir una partitura tan clásica como personal; sin ceder ante las facilidades que le habrían podido ofrecer sus excelentes intérpretes, ni intentar un golpe de efecto. Se trata de una película encantadora, justa y humana que refleja a la perfección la dimensión simple y profunda de los sentimientos familiares, terreno de sonrisas e irritación, de arrebatos y contención, de brusquedad y dulzura; y de lucidez y consuelo.

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“¡Idos a la mierda, perdedores!” La adolescencia ocasiona este tipo de arrebatos que rompen la exasperante rutina de una situación incómoda, donde los adultos hablan con interés entre sí pero te piden que te alejes. Tal es el caso de Ivan (la revelación Mathieu Capella), de 13 años, el protagonista de la película, un estudiante parisino atípico con una inteligencia bastante sofisticada que oscila entre la atracción (sin ninguna influencia familiar) por la religión y el deseo intenso de profesar su amor a su compañera de clase, Melissa (que lo evita constantemente). Es necesario aclarar que sus dos modelos están en horas bajas: su padre, Joseph (el belga Benoît Poelvoorde), está en plena crisis existencial y ha renunciado a su carrera como médico para lanzarse a la escritura de una novela (sin tener las cualidades necesarias, comprobado en una lectura en público patética y en un vergonzoso empeño por encontrar editor); mientras que su hermano mayor, Joachim (Vincent Lacoste), lleva dos años bloqueado con una tesis de psiquiatría y se debate entre los recuerdos de un amor pasado. Mientras chapotean entre dos aguas, nuestros tres personajes se observan, se juzgan y se preocupan los unos por los otros. Escuchan tras las puertas, se acompañan, se esquivan, se dan ánimos, se consuelan, se provocan y se cuentan sus respectivas vidas. Los secretos no suelen durar mucho, ya que a pesar de las peripecias cotidianas y de conocer las debilidades del otro, se quieren mucho.  

En este teatro íntimo, divertido y nada caricaturesco donde los espectadores pueden sentirse identificados, Félix Moati esboza un delicado cuadro de relaciones filiales y fraternales, con la tonalidad adecuada. La película se inscribe un poco en la línea de Truffaut, sobre todo el personaje de Antoine Doinel, con un punto de ironía urbana a lo Woody Allen. El equilibrio agridulce y cómico-dramático debe mucho a sus tres intérpretes principales, bien respaldados por Anaïs Demoustier, Patrick D’Assumçao y Noémie Lvovsky.

Deux fils, producida por Nord-Ouest Films y coproducida por las compañía belga Artémis Productions, será distribuida en Francia el 13 de febrero por Le Pacte, que también gestiona las ventas internacionales y la proyectará en el European Film Market de la 69ª edición de la Berlinale (del 7 al 17 de febrero).

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(Traducción del francés)

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