12/02/2019 - BERLÍN 2019: El segundo largo de Miroslav Terzić es un drama psicológico muy conseguido, que incorpora elementos de thriller y que convencerá tanto al público habitual como a cinéfilos exigentes

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Ana (Snežana Bogdanović) es una costurera que perdió a su hijo, que nació muerto, hace 18 años. Vive en un modesto apartamento de Nuevo Belgrado con su marido, el vigilante nocturno Jova (Marko Baćović, silenciosamente convincente), y su hija adolescente, Ivana (Jovana Stojiljković, correcta e inspirada). Como Ana nunca llegó a ver el cuerpo de su hijo, ni se le informó de dónde fue enterrado, no puede dejar de pensar que Stefan, como fue llamado en el certificado de defunción, podría estar vivo y, quizás, buscándola. Para frustración de su comprensivo marido y de su hija (quien más sufre porque no puede competir con un hijo que nunca llegó a existir), Ana intenta encontrar la verdad. 

Cuando una mujer que pertenece a una asociación dedicada a resolver ese tipo de casos (hay alrededor de 500 casos sin resolver de recién nacidos desaparecidos misteriosamente en los años 90, cuando Yugoslavia se estaba desmoronando) va a su tienda y le dice que tienen un nuevo contacto en la administración local, Ana acude de inmediato. Después de hablar con la reservada recepcionista (Jelena Stupljanin), descubre que los archivos de la sala de maternidad no sólo están desordenados, sino que también son contradictorios e indican desenlaces ambiguos.

Aquí encontramos el primer punto fuerte de Terzić: siguiendo la tradición del mejor Roman Polanski, crea un mundo centrado en el inestable mundo interior de Ana y su relación con su marido, su hija y su hermana (Vesna Trivalić en un registro desolador). La cinematografía panorámica del director de fotografía Damjan Radovanović se centra en esta heroína atormentada, confusa e inteligente, mientras observa con indiscreción a adolescentes, viaja en tranvía, camina por Nuevo Belgrado sumida en sus pensamientos o permanece de pie en el balcón de su casa por la noche, como si esperase algo… Quizás que su hijo aparezca como por arte de magia frente a su casa.

El estilo visual de Terzić y la música de Bogdanović combinan a la perfección con la alternancia de escenas de la vida cotidiana de la protagonista y el suspenso frustrante de acercarse a una verdad que puede no ser real. Esta actriz de teatro, que se parece físicamente a Charlotte Rampling, interpreta un personaje difícil con templanza y dignidad, sin caer en la histeria ni en otras emociones extremas. Los momentos más devastadores de la película proceden de pequeños detalles, como cuando Jovan quiere que abandone la búsqueda de una vez por todas, y ella empieza a revolver una pila de viejos documentos antes de ir a la policía e intentar cerrar el caso.

Stitches es un drama psicológico de varias capas con una premisa interesante y una ejecución clara, que convencerá tanto a espectadores habituales como con cinéfilos exigentes. Ha sido coproducida por West End Productions (Serbia), Nora Production Group (Eslovenia), Spiritus Movens (Croacia) y SCCA/Pro.ba (Bosnia y Herzegovina). La compañía Cercamon (Dubái) gestiona los derechos internacionales.

(Traducción del inglés)