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PELÍCULAS / CRÍTICAS

Crítica: Meltem

por 

- El primer largometraje del director franco-griego Basile Doganis explora la identidad, la doble pertenencia, los migrantes y el duelo, a través de una tragicomedia ambientada en Lesbos

Crítica: Meltem
Daphne Patakia, Rabah Naït Oufella, Karam Al Kafri y Lamine Cissokho en Meltem

“Deja reposar a los muertos y ocúpate de los vivos”. En su primer largometraje, Meltem [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
(estrenado esta semana en los cines franceses por Jour2Fête), el joven cineasta Basile Doganis sigue los pasos de una joven que atraviesa un duelo durante unas soleadas vacaciones en la isla griega de Lesbos, para reflexionar sobre la identidad cultural, un tema importante en varios países del Viejo Continente. Pues los migrantes de hoy, atrapados en las fronteras, devuelven un extraño reflejo (por poco que quieran mirarse en el espejo) a los descendientes europeos de los que emigraron en el pasado y que en la actualidad están totalmente integrados en sus países pero que todavía son conscientes de sus raíces.

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Meltem aborda este tema tan complejo de una forma aparentemente distendida con la llegada de tres amigos de una escuela de hostelería francesa al aeropuerto de Lesbos en julio de 2015. Elena (Daphne Patakia) pasó su infancia en la isla con su madre francesa y su padrastro griego Manos (Akis Sakellariou), antes de volver a Francia para vivir con su padre. Nassim (Rabah Naït Oufella) y Sekou (Lamine Cissokho), dos compañeros alegres, la acompañan a unas vacaciones. Pero el clima es tenso porque la madre de Elena falleció de forma trágica unos meses antes, sin que su hija volviese a verla. La joven inicia su duelo en silencio mientras encadena cambios de humor, se niega a hablar en griego y prepara la casa de su madre para entregarla a la autoridad local (lo que obliga a su padrastro a abandonar el lugar). Pero también muestra a sus amigos lo mejor de la isla: playa, barco, paseos en quad, fiestas locales y cenas en la terraza. Además, Nassim tiene intenciones con Elena pero no se atreve a dar el paso. Pronto, el trío conoce a Elyas (Karam Al Kafri), un sirio que quiere llegar a Atenas para encontrar a su madre, de la que se separó hace un tiempo. Manos (que trabaja en un banco de donantes de ADN para identificar a los migrantes ahogados) advierte a la impulsiva Elena: “Si ayudas a los sin papeles, serás considerada una contrabandista”. Y qué opinarán sobre este tema Nassim y Sekou, que se ríen al ser confundidos con refugiados pero que también tienen partes de identidad francesa…

Meltem (nombre de un viento que puede ser peligroso, pero también de una mujer fuerte, ancestro de Elena) mezcla la sombra de la muerte (de la madre y de los migrantes) con la luz brillante de los paisajes. Las emociones dramáticas tienen una ligereza estival salpicada de comedia (sobre todo por parte del dúo Nassim-Sekou) que encuentra un ángulo interesante para hacer circular su mensaje humanista sobre la mezcla de culturas. Los espíritus se reúnen en torno al fuego para constatar que se parecen más de lo que pensaban, y que si la memoria de sus raíces los diferencia, la toma de conciencia de su identidad común puede ser una fuente de solidaridad, lejos de las tragedias.

Meltem ha sido producida por la compañía francesa Elzévir Films y la griega Blonde Audiovisual Productions, mientras que WTFilms gestiona los derechos internacionales.

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(Traducción del francés)

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