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TORONTO 2019 Presentaciones especiales

Crítica: Judy

por 

- Una Renée Zellweger en busca del estrellato perdido salva el biopic de Rupert Goold sobre Judy Garland

Crítica: Judy
Renée Zellweger en Judy

Rupert Goold, director galardonado con el Olivier en dos ocasiones, no ha logrado trasladar a la gran pantalla el carácter hipnótico de sus producciones teatrales. El problema es que da la impresión de que sus cintas funcionarían mejor sobre las tablas. Lo mismo sucede con Judy [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, un biopic que gira en torno a una Judy Garland de mediana edad que da conciertos en los escenarios de Londres en un intento desesperado de reavivar su gloria pasada. Se proyectó en la sección Special Presentations del Festival de Toronto. A continuación, figurará entre las proyecciones de gala del Festival de Zúrich, antes de su estreno mundial.

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Hay paralelos entre los altibajos de la carrera de Garland y el de la actriz que ahora la interpreta, Renée Zellweger. Cuando Zellweger dio vida a Bridget Jones y salió en Jerry Maguire, era uno de los rostros más conocidos del mundo. Luego, perdió algo de popularidad, dejó de recibir papeles importantes y los tabloides empezaron a hablar más de su apariencia que de sus roles. Zellweger sabe por lo que Garland está pasando, así que es fascinante ver cómo la interpreta en el final de su carera. Hay una posibilidad mayor que los calzones de Bridget Jones de que este sea un camino de baldosas amarillas que termine en una nominación al Óscar a mejor actriz.

El film se divide en dos partes: la miseria de ser una actriz en la infancia y la miseria de ya no serla. Con la decisión de rodar escenas en el camino de baldosas amarillas y los conciertos de Londres en 1969, la acción coincide oportunamente con el 80º aniversario del estreno de El mago de Oz, así como el 50º aniversario de la muerte de Garland.

Los años de estrellato infantil se narran en forma de flashback. En estas escenas, Garland (de nombre real Frances Gumm) es interpretada por Darci Shaw. Cuando no está ante las cámaras, lleva una vida miserable. Los productores la obligan a seguir una dieta rigurosa, e incluso le dan pastillas para no engordar. También le prohíben las citas, aunque flirtea con su coprotagonista, Mikey Rooney. Se sugiere que abusaron de ella.

Cuando Zellweger la interpreta en su mediana edad, Garland pasa de su cuarto a su quinto matrimonio. El cortejo por parte de Mickey Deans (Finn Wittrock) es un aspecto que el film no maneja bien. El guion de Tom Edge adapta la obra teatral Al final del arcoíris, de Peter Quilter. Las clásicas canciones acaban llegando, y algunas se cantan íntegramente, una decisión que funciona mejor en el escenario que en la pantalla. Es una época triste: ya no tiene a sus hijos y se siente sola, sabiendo que ningún director la quiere, y sus ahorros se han agotado. La melancolía se refleja en su cuarto vacío. Asistimos a apariciones en tertulias televisivas y a una constante lucha con el alcoholismo.

Sus momentos de felicidad surgen cuando está lejos del mundo del espectáculo. Tras un concierto, acepta la invitación de una pareja, interpretada con brillantez por Andy Nyman y Daniel Cerqueira, a ir a cenar a su casa, donde cocina para ellos. Esto lleva a una historia secundaria sobre el encarcelamiento de homosexuales que parece concebida papa el público gay, que aún ve a Garland como una heroína, pero también para proporcionar momentos muy necesarios de respiro.

Para ser un biopic musical, esta es una cinta bastante oscura, pero Zellweger es una luz fulgurante, una mujer-espectáculo con ansias de ser feliz.

Judy es una producción de las compañías británicas Calamity Films, Pathé Productions, BBC Films e Ingenious, junto con la estadounidense Twentieth Century Fox. Pathé International se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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