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SITGES 2019

Crítica: Paradise Hills

por 

- Como una brillante pompa de jabón, la ópera prima de Alice Waddington -que tuvo su estreno mundial en el último Sundance- destella momentáneamente para acabar estallando sin dejar huella

Crítica: Paradise Hills
Emma Roberts, Danielle Macdonald y Awkwafina en Paradise Hills

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fue la única película española que participó en la última edición del festival de Sundance. La ópera prima de Alice Waddington (nombre artístico de una bilbaína llamada Irene, con una extensa carrera en el mundo de la moda y un vistoso cortometraje, Disco Inferno, protagonizado por Aitana Sánchez-Gijón y Ana Rujas) acaba de competir también en el Festival de Sitges que se clausura este sábado, 12 de octubre. Un día antes llega a las salas de cine españolas con el ambicioso propósito de hechizar, sobre todo, a la audiencia juvenil y femenina.

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Ganchos tiene para lograr su propósito… otro tema es que lo logre. Con una factura impecable, gracias a que todos los equipos técnicos/artísticos se han esmerado en ofrecer un espectáculo visual arrollador, desde la primera escena –apabullante– el público espera que esa riqueza estética que se despliega ante sus pupilas continúe sin fin y, por supuesto, venga acompañada de una trama a su misma altura. El guion, escrito por la directora junto a Nacho Vigalondo (Colossal [+lee también:
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) y Brian DeLeeuw, presenta a Uma, un chica (encarnada por la neoyorquina Emma Roberts) que es internada en un centro donde se la formará adecuadamente para ser una esposa sumisa y, por lo tanto, perfecta según los cánones del rancio machismo.

Esa institución “educativa” es un enclave fascinante, una isla de luz y color (rosa) donde las internas visten de blanco impoluto y deben obedecer las directrices de la estricta/despótica directora (la estrella nacida en Ucrania Milla Jovovich). La protagonista pronto formará grupo de amigas con una chica oriental y otra caucásica, pero con sobrepeso. Y las tres intentarán escapar –sin intervención de ningún varón– de esta férrea institución.

Aunque no esté acreditado, Paradise Hills parece inspirarse en dos joyas del género fantástico: Picnic en Hanging Rock (1975), dirigida por el australiano Peter Weir y la española La residencia (1969), del maestro del fantástico –recientemente fallecido– Narciso Ibáñez Serrador. De la primera intenta atrapar su atmósfera misteriosa, ensoñadora y onírica; de la segunda, su malsano aire de cárcel para mujeres con turbia –y gótica– trama. A ninguna de ellas logra acercarse.

Porque a la errática película que nos ocupa le falta nervio, tono muscular y energía en su puesta en escena, atrevimiento y originalidad en su guion y arrojo en sus actuaciones. Sus brillantes dirección artística y diseño de vestuario son, finalmente, lo único destacable en un producto facturado para contentar a un público poco exigente, que quizás quede absorto momentáneamente ante el brillo barroco de esta pompa de jabón distópica, que acaba reventando, hinchada de pretensiones, sin dejar poso en la memoria del espectador.

Paradise Hills, es una producción de Nostromo Pictures y Colina Paraiso AIE, participada por RTVE. De su distribución se ocupa Alfa Pictures en España; y de sus ventas, la agencia norteamericana Lions Gate International.

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