24/10/2019 - Gabriele Salvatores va directo al corazón del público con el viaje de un padre junto a su hijo autista, con algunos clichés y una dirección de alto nivel

“Yo soy raro, tú eres raro. ¡¿Qué hacemos?!” le grita Willi (Claudio Santamaría) a su hijo de dieciséis años, Vincent (Giulio Pranno), mientras ambos huyen en una furgoneta en Tutto il mio folle amore [+lee también:
tráiler
ficha de la película] (proyectada fuera de competición en Venecia 2019). La película supone el regreso de Gabriele Salvatores y sus historias conmovedoras. 

Willi, un cantante de bodas sin dinero y con problemas con la bebida, se encuentra inmerson en un interminable viaje por el Noreste (lo llaman el “Domenico Modugno de los Balcanes”). Willi cortó todo contacto con Vincent antes de que éste naciera y mostrase los primeros síntomas de autismo. La madre, Elena (Valeria Golino, que en 1988 apareció en la película más famosa sobre autismo, Rain Man, de Barry Levinson) lo crió, con todas las dificultades que eso conlleva, en una jaula de oro —una lujosa casa en las afueras de Trieste que ofrece hasta equinoterapia— con la ayuda de su pareja, Mario (Diego Abatantuono), un acomodado editor de novela y poesía.

Mientras conduce, Willi queda impresionado por la famosa balada Vincent, de Don McLean, y decide presentarse en la casa de Elena para conocer a su hijo. Al salir de la casa, se da cuenta de que el imparable Vincent se ha escondido en la parte trasera de la furgoneta. El músico tiene previsto tocar algunos días en Croacia y la historia se convierte en un viaje sentimental padre-hijo, de redescubrimiento de sí mismo y del otro. Un viaje por lugares desiertos, donde se percibe el recuerdo de la guerra de Yugoslavia, y plagado de momentos divertidos y extraños, primeras experiencias sexuales y alcohol. El gran Santamaria hace buena pareja con el adorable Giulio Pranno, que hace una interpretación brillante a base de excentricidades y excesos, mientras la familia busca al hijo “secuestrado”.

La película, escrita por Umberto Contarello, Sara Mosetti y el propio director, es una adaptación libre del libro Se ti abbraccio non aver paura (“Si te abrazo, no te asustes”), de Fulvio Ervas, una novela autobiográfica sobre un padre que, después de haber probado terapias tradicionales, experimentales y espirituales, decide irse de viaje en motocicleta con su hijo autista, atravesando Estados Unidos hasta perderse en los bosques de Guatemala. Tutto il mio folle amore puede ser criticada por su tratamiento superficial del autismo. Aunque una escena bastante explícita al principio de la película insinúa la angustia de la familia, se puede cuestionar que no se hable de la experiencia de los padres de los jóvenes que padecen este trastorno y de las dificultades que encuentran en la sociedad. Pero Solares parece haber elegido el lado positivo de este adolescente diferente para estudiar la relación entre “locura” y pureza, autenticidad y creatividad (no es una coincidencia que la canción Vincent, de McLean, esté inspirada en la angustia de Van Gogh). La película muestra la alegría de vivir a pesar de todo, sin miedo a llegar a los sentimientos del público, con algunos clichés pero también con un estilo visual de alto nivel (la cinematografía es obra de Italo Petriccione).

Tutto il mio folle amore ha sido producida por Indiana Production, Rai Cinema y EDI Effetti Digitali Italiani, en colaboración con Friuli Venezia Giulia Film Commission, en asociación con Unipol Banca S.p.A. Rai Com gestiona las ventas internacionales. La película llegará a los cines italianos el 24 de octubre de la mano de 01.

(Traducción del italiano)