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ARRAS 2019

Crítica: La Dernière Vie de Simon

por 

- Léo Karmann firma un primer largometraje, sencillo y a la vez sorprendente, construido en tono de realismo mùagico sobre un juego de espejos deformantes de las identidades múltiplse

Crítica: La Dernière Vie de Simon
Albert Geffrier en La Dernière Vie de Simon

Los superpoderes que hemos visto en la gran pantalla pueden ser decepcionantes, con sus anabolizantes de efectos especiales lanzados por los blockbusters. El cine francés se ha especializado en abordar este género de superhéroes por la vertiente del realismo modesto, como en Vincent n’a pas d’écailles [+lee también:
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(2015) o la reciente L’Angle mort [+lee también:
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. Léo Karmann ha elegido seguir este camino en su primer largometraje, La Dernière Vie de Simon [+lee también:
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, proyectado en la sección Descubrimientos Europeos de la 20ª edición del Arras Film Festival

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Simon (interpretado en la niñez por Albert Geffrier; y a los 20 años por Benjamin Voisin) tiene un don muy particular: puede transformarse en las personas a las que ha tocado. El niño, que fue abandonado al nacer y vive desde hace ocho años en un orfanato, comparte su secreto como la revelación de un juego inocente con Thomas (Simon Susset) y su hermana Madeleine (Vicky Andren y más tarde Camille Claris), que lo acogen durante un fin de semana donde el huérfano es feliz en contacto con una familia (que tanta falta le hace). Pero durante una escapada al bosque, ocurre una tragedia: Thomas cae en un pozo y Simon, único testigo, decide ocupar el lugar del desaparecido.

La película da un salto de doce años: celebración de los 20 años de Thomas y el recuerdo de Simon (a quien se ha dedicado una tumba sin cuerpo en el cementerio) resurge por casualidad en una serie de diapositivas. El falso Thomas decide convertirse por algunas horas en Simon para comer un plato de patatas fritas (Thomas es alérgico), pero Madeleine (su hermana) lo ve, lo reconoce y empieza a buscarlo en recuerdo del amor que sentía por él y porque la muerte la acecha desde siempre a causa de una malformación cardiaca. Pronto, los dos jóvenes se convierten en amantes, hasta que ella descubre el juego de Simon-Thomas e insiste en que le muestre el lugar donde se encuentra el esqueleto. Los padres creen enterrar a Simon pero Madeleine conoce la verdad y hará todo lo posible por revelarla, algo que traerá consecuencias…

Después de un prólogo enigmático y de una primera parte centrada en los niños a la que le cuesta encontrar el tono entre la atmósfera de cuento y el realismo social, la película encuentra su velocidad crucero mezclando la crónica de un amor adolescente y la intriga policial donde el personaje principal salta de una identidad a otra para escapar de sus perseguidores. Un juego de espejos bien hecho y bien interpretado donde la aparente simplicidad del guión adquiere dimensiones mucho más sutiles, de imprevistos (una intriga preparada con cuidado por el director con Sabrina B. Karine sobre una idea original compartida con Marie-Sophie Chambon). Cambios de estilo que hacen de La Dernière Vie de Simon una película accesible a todos los públicos, donde los temas subyacentes (¿Quiénes somos realmente? ¿Hasta dónde podemos fingir ser otro o proyectarnos en la existencia de otro? ¿Qué hay de los vínculos biológicos de la sangre?, etc.) surgirán para los que desean explorar otra lectura de una película que los más jóvenes apreciarán por lo que aparece en primer lugar: una buena historia sobre las peripecias de un superpoder en el mundo real.

La Dernière Vie de Simon ha sido producida por Geko Films y coproducida por Proximus y Belga Productions. Jour2Fête la distribuirá en Francia, mientras que Pulsar Content se encargará de las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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