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CINÉMA DU RÉEL 2020

Crítica: Carrousel

por 

- A través de retratos sensibles e impresionistas, Marina Meijer se sumerge en el microcosmos de un centro de reinserción de jóvenes delincuentes de Róterdam

Crítica: Carrousel

“Yo creo que cada cosa que te ha llevado a un lugar malo también tiene el poder de llevarte a un lugar bueno. Cuando veo a un traficante que trabaja bien, veo a un hombre de negocios que usa mal su talento. Por eso quiero descubrir las cualidades que has desperdiciado”. La holandesa Marina Meijer pone el foco (también es la responsable del sonido y de las tomas) en el centro Nouvelle Chance, de Róterdam; y despliega su sentido de la proximidad y de la captura de matices para construir el documental Carrousel [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, proyectado en la sección internacional de la 42ª edición del Festival Cinéma du réel (que se celebra online hasta el 22 de marzo y cuyo palmarés se desvelará el 26 de marzo), tras haberse estrenado el pasado mes de noviembre en el IDFA.

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Delgado, Tayfun y Nabil tienen apenas 18 años y un pasado marcado por la delincuencia y el abandono escolar. A través de cursos y talleres (como pedir cita por teléfono para buscar empleo, aprendizaje de cultura general de los Países Bajos o trabajos manuales y de artes visuales), pero sobre todo de conversaciones con los educadores-docentes Toine, Roy y René, el programa Nouvelle Chance intenta formar a estos jóvenes ariscos, inculcar el respeto mutuo (algo que no es nada fácil) y abrir las puertas a una introspección regeneradora para personalidades extremadamente sensibles que ocultan duros secretos.

A medida que se suceden las escenas, conocemos los perfiles psicológicos de los personajes. La directora ha elegido dejar al margen los detalles de las actividades delictivas de los jóvenes para centrarse en su carácter y en la forma en que los educadores rompen su coraza, de manera incansable, metódica (el diálogo basado en el intercambio de roles es el mejor ejemplo) y con relativa calma (lo que no excluye algunos episodios de exasperación y de límites de comportamiento que no se deben cruzar). Una labor diaria digna de Sísifo (pues algunos como Nabil son particularmente cerrados, hostiles a toda forma de autoridad y explosivos a la menor chispa) para transmitir energía positiva a unos “chicos” inmersos en ondas negativas. Pero los educadores tienen un as bajo la manga: Toine, que pasó 21 años de su vida en la cárcel antes de pasar página y convertirse en profesor de artes visuales.  

Malestar, estrés, toma de consciencia de las carencias personales desde el principio de sus caóticas vidas, aprendizaje intuitivo de la honestidad con uno mismo, de la aceptación del pasado (“si guardas tus secretos, eso no te ayudará a mantenerte fuerte ni a volver al mundo”) y del juicio de los otros, medir las consecuencias de sus actos, redefinir la confianza y la matriz de un trabajo colectivo, gestión de las emociones: con pequeños toques sucesivos y personajes encantadores, Carrousel pinta un retrato de microsociedad (siempre grabada en interiores) a la vez impresionista y objetiva, ni angelical ni ideológica. Un estado simple y sensible de los lugares humanos en torno a las dificultades y posibilidades de encontrar el camino correcto, de tomar una nueva salida, de construir el futuro, basándose en dos ideas: “tú no eres estúpido, simplemente haces cosas estúpidas” y “la vida es dura, chicos. Pero depende de vosotros sacar lo mejor”.

Carrousel ha sido producida por Simone van den Broek para Basalt Film, y coproducida por VPRO; y ha contado con el apoyo del NPO Fund y del Netherlands Film Fund.

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(Traducción del francés)

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