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IDFA 2020

Crítica: Apenas el sol

por 

- El poderoso segundo largometraje de Arami Ullón permite finalmente que la cultura silenciada de los ayoreos se exprese

Crítica: Apenas el sol

Tras su primer documental, El tiempo nublado [+lee también:
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, la cineasta paraguaya afincada en Suiza Arami Ullón extiende su mirada más allá de los confines de su tierra natal para abordar las profundidades de la selva virgen. Seleccionada como cinta de apertura de IDFA este año, Apenas el sol [+lee también:
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comienza su viaje de la mejor manera posible.

Ullón, que siempre se preocupa por establecer una relación igualitaria con sus protagonistas, basada en el respeto y los intercambios fructíferos, ha desarrollado su segundo documental en torno a un personaje clave, Mateo Sobode Chiqueno, a quien se le ha permitido expresarse libremente con un resultado conmovedor. Su historia nunca se ve interrumpida por comentarios mediante voz en off o material de archivo destinado a ilustrar su contenido. Se trata de un relato increíblemente rico, repleto de incomprensiones, paradojas y la crueldad de un conflicto desequilibrado (o más bien un choque en condiciones desiguales) que tuvo lugar entre dos países profundamente diferentes. Se trata, en definitiva, del complejo razonamiento de Mateo, que nos transporta más allá de los límites de lo visible, a través de una forma de pensar inevitablemente entrelazada con elementos ajenos a su cultura, narrando su  propia historia y asumiendo el control de su destino.

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La historia que cuenta el protagonista de Apenas el sol parece remontarse a la época de los “grandes descubrimientos”, cuando los misioneros imbuidos de un deber “divino” no tenían reparos en erradicar creencias ancestrales en nombre de una salvación eterna que no dejaba espacio para nada más. Sin embargo, su verdadero drama, la destrucción de su pueblo, fue un evento reciente que se desarrolló ante nuestros ojos, los mismos que cerramos con fuerza para no ver la realidad.

Lo que Mateo nos cuenta a través de sus recuerdos, entrelazados con los de muchos otros individuos que comparten su mismo destino y cuyas voces han sido grabadas durante muchos años en cintas de audio, en forma de poemas crueles pero tiernos, es la historia de un auténtico genocidio. Mateo se convierte en el portavoz de una cultura casi desaparecida, la del pueblo indígena ayoreo, nativo del Chaco Paraguayo. El protagonista fue expulsado de sus tierras ancestrales, donde los misioneros le arrebataron su vida y sus creencias. Testaferros salesianos y menonitas cuya misión era “civilizar” a los pueblos considerados inferiores y elevar las almas de aquellos que aún no estaban familiarizados con “el Salvador”. Esta noción de superioridad y su visión unilateral del mundo también sirve de base para las actividades de deforestación, cuyas motivaciones son innegablemente económicas. Es una forma indiscutiblemente colonialista de ver el mundo, contra la que la cineasta se rebela dando la palabra a Mateo y a sus cintas de audio, que encierran reflexiones profundas y complejas que logran ensanchar nuestra forma occidental de pensar y nos liberan del peso sofocante del pragmatismo.

A través de una mirada impregnada de poesía y respeto, Arami Ullón profundiza en el interior de sus protagonistas en busca de la verdad que se encuentra más allá de sus palabras, la que podemos encontrar en sus actos (enrollando la cinta magnética de los casetes, tejiendo y cocinando, gesticulando casi sin querer) como portadores de verdades que han quedado inscritas en sus cuerpos a pesar del desarraigo. Al igual que el grupo de moscas desorientadas por la luz que vemos en una secuencia de la película, y que luego se desvanecen en figuras abstractas, Mateo y todos los demás ayoreos se han visto cegados por una luz demasiado poderosa y desconocida, que los pilló por sorpresa y les impidió defenderse a pesar de la riqueza de su cultura.

Apenas el sol supone un primer y decisivo paso hacia la recuperación de una cultura compleja y milenaria que merece ser preservada y quedar impresa para siempre en las cintas magnéticas de Mateo, antes de volver a volar hacia las profundidades de los bosques del Chaco, aunque esta vez con una dignidad renovada.

Apenas el sol es una producción de Cineworx Filmproduktion, que también se encarga de la distribución en Suiza, coproducida por Arami Ullón Cine en colaboración con Nevada Cine (Argentina). Film Republic se ocupa de las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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