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BLACK NIGHTS 2020 Competición

Crítica: Gracious Night

por 

- Mika Kaurismäki aboga por obedecer las órdenes para no estar en el exterior durante la pandemia... mientras te quedes en un bar

Crítica: Gracious Night
Pertti Sveholm en Gracious Night

El concepto de “película del confinamiento” ha recibido críticas justificadas, ya que los cineastas quieren tratar el tema, pero también es comprensible que el público no quiera verlas, debido al bombardeo constante de noticias, y prefiera ver Emily en París. En su película Gracious Night [+lee también:
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entrevista: Mika Kaurismäki
ficha de la película
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, que compite en el Festtival Black Nights de Tallín, Mika Kaurismäki se sale con la suya puesto que en lugar de grabar videollamadas vía Zoom ̶̶¡horror! ̶̶ muestra a tres hombres reunidos en un bar vacío, hablando y probando lo que hay en sus botellas.  

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La situación es una especie de broma interna, ya que es lo mismo que hizo en Three Wise Men [+lee también:
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(2008), con las mismas personas. Los tiempos cambian, pero los hombres siguen necesitando desahogarse. Timo Torikka, Kari Heiskanen y Pertti Sveholm interpretan personajes diferentes, que no se reúnen la Noche de Año Nuevo, sino durante el May Day (como si no pudiera deducirse por el clima), y hacen uso del bar que el director posee en Helsinki, recientemente reubicado, para desesperación de muchos. Siguen el mismo método basado en la improvisación. No hay guion, a excepción de un crédito de escritura compartido con Sami Keski-Vähälä

Y eso vemos: cuentan sus propias historias, sus diálogos a menudo van de pretenciosos a inútiles, y dan tantos detalles que deseas que cambien a una bebida más fuerte. A continuación, hay una trama aparentemente robada de la temporada de Desperate Househusbands que nunca llegamos a ver, puesto que pronto se revela que el extraño interpretado por Troikka no es un futuro abuelo preocupado que intenta cargar su teléfono. Hay cierta química entre ellos, pero, cuando empiezan a hablar, se sienten aliviados de sacar fuera lo que llevan dentro. Incluidos los problemas conyugales de uno de ellos, resumidos en una frase escueta: “Ella está en casa, pero no creo que me esté esperando”. Sobra decir que ella no está en casa, querido, y que también tiene algo que decir: dejemos que Anu Sinisalo ponga fin a esta penosa fiesta.  

Kaurismäki no parece interesado en documentar la pandemia actual, salvo por una escena de una persona dejando comestibles en la puerta o una estación de tren ocupada por personas sin hogar y palomas. Probablemente sea una buena decisión ya que, reconozcámoslo, las calles las vacías de una Finlandia escasamente poblada no tienen la misma repercusión que una Nueva York vacía y, fuera de eso, Gracious Night se convierte en lo que había querido ser: una película ligera e íntima sobre unos hombres que disfrutan liberando sus mentes mientras comen sándwiches, sólo interrumpidos por el zumbido de la nevera, que hace que vengan más refrigerios, y por unos niños, que piden cerveza y reciben una botella de Corona gratis para cada uno. Eso es humor pandémico.  

Gracious Night ha sido producida por la compañía de Kaurismäki, la finlandesa Marianna Filmi Oy. The Yellow Affair gestiona las ventas.

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(Traducción del inglés)

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