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PELÍCULAS / CRÍTICAS España

Crítica: Rosalinda

por 

- Ramón Luque traslada a la pantalla Como gustéis, de Shakespeare, sin especiales virtudes cinematográficas, pero transmitiendo su mensaje de alegría, ligereza y ganas de vivir apasionadamente

Crítica: Rosalinda
Olivia Gablivi y Elena Furiase en Rosalinda

Un vetusto teatro -donde unos actores ensayan una pieza de William Shakespeare, mientras la directora habla por teléfono desde su patio de butacas o medita sobre una incipiente y posible relación con un hombre más joven que ella- y un florecido bosque, donde esos mismos intérpretes representan esa mencionada función, son los únicos escenarios donde transcurre la acción de Rosalinda [+lee también:
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, la adaptación que Ramón Luque (profesor de cine, productor y director de tres films previos: El proyecto Manhattan, Hollywood e Historias de Lavapiés) ha llevado a cabo de la comedia ligera Cómo gustéis (As you like it), escrita por el genio inglés en 1599.

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La protagonista es la chica del título (encarnada por Olivia Gablivi, a quien se pudo ver en Los héroes del mal [+lee también:
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, dirigida por Zoe Berriatúa), una joven resuelta y desterrada de palacio: un espacio cerrado donde las sombras y las luces intensas crean imágenes bellas a la vez que dramáticas. Entre el sol y la libertad de la que goza en el bosque de Arden, hará lo posible -con la complicidad de su fiel amiga y prima Celia (Elena Furiase) y su deslenguada y tunanta bufona Petra (Rut Santamaría)- por conquistar al algo atolondrado Orlando (Diego Landaluce), quien mantiene una relación tensa y violenta con su hermano mayor.

Así pues, aquí de nuevo están las constantes de la estantería más lúdica y gozosa de la obra de Shakespeare: los juegos amorosos, el devenir del tiempo, los diálogos ocurrentes, el travestismo, el cortejo romántico, las locuras que se llegan a hacer por el ser deseado, la complicidad entre colegas y los equívocos sexuales. Con pocos medios, un vestuario que combina lo vetusto con lo contemporáneo, cierto halo feminista y unas conversaciones donde se han introducido variadas expresiones del presente, Rosalinda contrapone la pasión, la belleza y el arrebato juvenil con la experiencia sentimental madura, sosegada y algo desesperanzada, representada por esa directora teatral a quien da vida la veterana actriz y directora de casting Laura Cepeda.

Es esta película teatro filmado puro y duro, con lo que ello conlleva de recitativo y, a veces, afectación (y artificio), algo que sufría por ejemplo también la reciente serie de HBO Escenario 0, ideada por las actrices Bárbara Lennie e Irene Escolar. Sólo el texto revisitado del autor de El sueño de una noche de verano, que nunca pierde su vigencia ni vigor, así como su musicalidad lírica, consiguen mantener despierta la atención de esta película con un epílogo -en el que se rompe la cuarta pared- que anima a vivir la vida intensamente, pues como decía una gran artista española, mundialmente famosa por sus arrebatos escénicos y su temperamental carácter: “¡Quien no ha vivido una gran pasión, es una mierdecilla!”.

Rosalinda, film aliñado con canciones del británico Matt Gunston, es una producción independiente de Proyecto Manhattan y Clapham Films, que se estrena en salas españolas el 11 de diciembre.

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